Martes 19 de Marzo, 2024 - México / España
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Balas sobre Paseo de la Reforma



Para todos los destinos turísticos del país, y del mundo, será complicado emerger del barranco donde los tiró el coronavirus. Algunos tienen más recursos que otros para hacer acciones de promoción, pero una de las pendientes que es más difícil de remontar, incluso con dinero, pero sin recursos es casi imposible, es la sensación de inseguridad. 

Hay destinos como Acapulco que de plano dejaron de dar la batalla. Otros como Mazatlán tuvieron que trabajar años antes de ver resultados. Monterrey tuvo un periodo de penumbras del que emergió a base de una inversión bien dirigida en nuevos cuerpos policiacos. Los destinos de BCS han mostrado que con voluntad política y determinación de la comunidad empresarial han podido evitar una caída mayor. Los de Quintana Roo recurrieron a un cuadro curtido para la policía y ahí la llevan, aunque la racha de la mafia rumana de clonadores de tarjetas de crédito no ayuda en nada. 

Lo anterior para referirme al costo turístico que puede tener para una ciudad como la capital del país un episodio como el del viernes en la mañana. Una prolongada balacera en la principal avenida de la ciudad para tratar de matar al jefe de la policía es una catástrofe para la reputación de la CDMX en el escenario internacional.

Para colmo de males no fue solo un intento de asesinato, fue toda una puesta en escena es un barrio rico plagado de cámaras de videovigilancia. El grupo agresor es exhibicionista y eso, el espectáculo violento, era su propósito y es un verdadero reto que será muy complicado revertir porque nunca ha sido fácil que convencer a los turistas de que las balas no les tocararán a ellos, pero no pueden sumar al temor del coronavirus y sus consecuencias letales, el miedo a los tiroteos. 

Las imágenes de lo ocurrido están circulando de manera veloz. La de la foto de la camioneta de la jefe policiaca convertida una coladera es particularmente dañina. En esta nueva etapa los turistas van por una seguridad absoluta, no quieren ni siquiera ruidos fuertes, quieren gel antibacterial, mascarillas, habitaciones sanitizadas y claro que el estruendo de una balacera los mantendrá lejísimos.

He dicho que los principales destinos turísticos del país deben estar vigilados las 24 horas del día como si fueran instalaciones estratégicas, pues eso justamente son.

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