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Fuerzas federales quieren enfriar Tierra Caliente



Para efectos prácticos el Estado mexicano cedió la plaza de Tierra Caliente desde hace una década. Fue una cesión interesada, pues es seguro que agentes del Estado, con uniformes y civiles, obtuvieron ganancias abundantes por hacerse a un lado. Se trata sobre todo de los municipios ubicados en la frontera entre Guerrero y Michoacán, unas treinta demarcaciones que es escenario de enfrentamientos sin fin entre bandas del crimen organizado que han sentado sus reales y ejercen, en los hechos, el poder. También hay implicados municipios mexiquenses que han padecido experiencias sangrientas y ahora, en el plan que puso en marcha el gobierno de la República, se suman demarcaciones morelenses que también padecen las altas temperaturas del crimen.

La idea misma de un programa especial para esta región es correcta, pues encamina los esfuerzos a combatir en su cancha a los criminales que han abusado de la pobreza y fragilidad institucional de esa zona dejada de la mano de Dios. Por años la prensa publicó en diversos tonos crónicos del cinismo con el que ya se conducían los criminales. Hacían recorridos, incluso fiestas, sin molestarse por ocultar los fusiles de asalto que accionaban cuando querían sin pensar jamás en consecuencias legales. Era su territorio. Es sencillo culpar a los alcaldes de la zona y sus policías, pero para cualquiera de ellos era prácticamente enfrentar a las bandas con media docena de elementos policiacos con armamento rudimentario, nula capacitación y sueldos de tres o cuatro mil pesos mensuales.

La decisión de mandar fuerzas federales a la zona demuestra que algunos espacios de poder aceptan que el meollo del problema es el narcotráfico, las bandas criminales que lo operan y la cobertura que reciben por parte de políticos y policías. Nadie puede decir que atacar el narco nos conducirá a jauja, claro que no, pero sí es el primer paso, indispensable, para salir del barranco. Me parece que los medios pueden contribuir enfocando sus esfuerzos informativos en el narco. Las fuerzas políticas intentan, por tendencia natural, llevar todo al campo de la grilla. Aquí hemos dicho que es muy extraño que en las marchas de protesta bandas de narcos implicadas en el caso Iguala, me refiero a Los Rojos y Guerreros Unidos, no reciban ni siquiera una silbatina, ya no digamos un recordatorio familiar, a pesar de que ellos sí tienen las manos manchadas de sangre. Los ciudadanos comenten un error en tratar de dirimir en Reforma las desapariciones de Iguala y gritar que quieren la renuncia de Peña en lugar de la cabeza de todos los Guerreros Unidos. Se dirá con razón que el fenómeno del narco implica investigar asociaciones políticas y empresariales de alto nivel, como la red de empresarios que se dedican al lavado de dinero, eso es cierto, pero es indispensable golpear a las bandas en su estructura y en un dominio territorial y por eso el Estado mexicano tiene que recuperar el control sobre Tierra Caliente. Si no lo hace lo demás no avanza.

Es obvio que las policías que venían operando son un cero a la izquierda y que tienen que ser sustituidas por policías en serio, por fuerzas federales mejor entrenadas, con disciplina, valores y armas del mismo calibre que las usadas por los narcos en Tierra Caliente. Si el gobierno logra en el corto plazo, digamos tres meses, enfriar esa región otro gallo cantará para el país. Puede ser el principio de la solución de fondo, para la cual hay que avanzar en otros frentes, pero lo primero es golpear al crimen en su terruño.

@juan_asai

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