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Chicharito vs. AMLO



La elección presidencial parece decidida desde hace un buen rato. El candidato puntero no ha hecho más que aumentar su ventaja. Su campaña no es nada del otro mundo. Se ha rodeado de gente funesta, suele contradecirse de un día para otro, no ha dejado claro ningún tema importante y en los temas cruciales, como la relación con Estados Unidos o la lucha contra el crimen organizado, que por cierto son dos caras de la misma moneda, ha quedado claro, fuera de toda duda, que no entiende lo que está pasando y dice una generalidades que preocupan.

A pesar de todo eso, su ventaja se amplía hasta volverse dos a uno, algo inverosímil. De hecho, la atención se mantiene por el morbo que genera la batalla por el segundo lugar. Es una atención malsana pues el segundo lugar, en la elección presidencial mexicana, se queda con las manos vacías. Aquí el ganador se lleva todo. En la elección del 2006, Felipe Calderón ganó por un puñado de votos, casi nada, y López Obrador se fue a su casa sin llevar para el gasto. Eso ocurrió con una ventaja menor al uno por ciento.

Cuando la ventaja es superior a 20 puntos parece una necedad seguir compitiendo. Hay cierto interés, en cambio, en la lucha por las gubernaturas. Veracruz, Yucatán y Puebla, por ejemplo, están peleadas y son estados muy importantes para el futuro. También debe interesar la conformación del Congreso, pues todo indica que a pesar de su triunfo holgado López Obrador no tendrá mayoría legislativa y tendrá que hacer política, o sea negociar. De manera que el pleito Peña- Anaya, traslado al pelito Meade - Anaya es realmente una pérdida de tiempo, dinero y esfuerzo.

Si el gobierno tiene elementos para detener a Anaya por lavado de dinero debería hacerlo y se acabó. Si no los tiene debería dejarlo en paz y se acabó, pero pelearse por el segundo lugar es, ya lo dije, cosa de locos. Como están las cosas el único que podría robarle atención y rating a la campaña y al triunfo de AMLO es el arranque del Mundial de Futbol Rusia 2018. ¿Lo que suceda en la cancha puede afectar el curso de la competencia política?

Una racha victoriosa suele ser favorable para el gobierno en funciones. Por ejemplo, si México saca un buen resultado contra Alemania, la gente estará de buenos y juzgará con más piedad al gobierno de Enrique Peña. Si nos golean, como puede ocurrir, la molestia popular se irá para arriba y también la ira popular que votará con más ganas por un cambio. Si la competencia estuviera más pareja, no tan desigual, igual y era un apartado digno de considerar, pero con 20 puntos de distancia ni el quinto partido, ni la semifinal ni una final cambiará nada.

Claro que también es posible que las encuestas sean una estafa y que la realidad sea otra muy diferente. Las posibilidades de la Selección Mexicana son tan escasas como la de Anaya o Meade de vencer a AMLO. De hecho el Chicharito tiene más posibilidades de darnos una alegría compartida que ellos de darle una satisfacción a sus seguidores. Si al final del día, Meade le saca un par de puntos a Anaya nadie lo va a recordar, será algo absolutamente irrelevante, como lo es una selección de futbol que sacan de la competencia después de los primeros tres partidos y que regresan a casa a media noche, para que nadie los reciba en el aeropuerto y pasar desapercibidos.

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@soycamachojuan

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