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El Tren Maya está en chino



El Presidente Electo va por el Tren Maya. No hay medias tintas. Está en la etapa de recolectar apoyo político. Por eso el pasado fin de semana se reunió con los gobernadores de las entidades con sitios arqueológicos mayas, a saber: Campeche, Tabasco, Chiapas, Yucatán y Quintana Roo. AMLO consiguió sumarlos a su proyecto.  Le falta el respaldo de la comunidad empresarial turística y sobre todo, el más importante, el de la población de las localidades por las que pasarán las vías.

A los empresarios el proyecto les interesa mucho. Han merodeado por la idea desde hace años. Mejorar la conectividad de la región es una noticia estupenda. Supone generar condiciones para emprender inversiones a lo largo del recurrido. De hecho, los países de América Central que también tienen reliquias mayas están más que listos para vincularse al proyecto.

 Hay, como todos saben, un “pero” colosal. Me refiero al anuncio de que el dinero que actualmente se usa para la promoción turísticas del país se dirigirá a fondear el proyecto ferrocarrilero. Eso puso a los empresarios ante una disyuntiva, tren o promoción y casi todos optaron por la promoción. Y es que en un entorno en el que existe una competencia descarnada, si no hay una promoción suficiente y bien realizada, crece el riesgo de quedarse a un lado, viendo pasar a los ganadores. Todavía no es un hecho que todo el dinero de la promoción se dirija al tren. Es muy probable que haya ajustes en el camino y que estemos una suerte de finta para detectar quién se queja primero y con qué virulencia.

Para nadie es un secreto que el núcleo del poder en la industria de viajes en México es el presupuesto que maneja el CPTM. Ahí se dirime quiénes son los meros meros del negocio. La correlación de fuerzas en este ámbito cambiará como resultado de la Cuarta Transformación y eso está poniendo a muchos al borde de un ataque de nervios.

El siguiente aspecto, el del apoyo de la población, es muy delicado. Es probable que la población mayoritaria de esos cinco estados esté de acuerdo con el tren, pero con un par de grupos bien organizados que se opongan el tren puede descarrilar antes de tender las vías. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional está, por principio de cuentas, en contra. Su resistencia puede agitar a otras comunidades y a militantes de grupos ambientalistas que son particularmente rijosos y que no se detienen ante nada. Hasta los activistas de la CNTE podrían sumarse a las protestas ahora que están calando al Presidente Electo. 

¿Qué hacer? Bueno, se imponen dos cosas: emprender un amplio programa social de sensibilización con la gente para mostrar los beneficios del proyecto y desterrar la creencia de que será una catástrofe ambiental. La idea sería que los grupos organizados que están en contra se quedaran sin base social. En el otro frente, y para no usar en el tren el presupuesto de la promoción, lo natural es buscar fuentes alternas de financiamiento.  Sobre el tema, leí una nota de Crónica que decía que China ha desarrollado tecnología para trenes de alta velocidad, tiene experiencia en la construcción de ferrocarriles y cuenta con abundantes recursos financieros, por lo que podría ser un aliado del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para impulsar proyectos como el Tren Maya. De acuerdo con Wang Xiaoyuan, funcionario de la cancillería china, las empresas chinas tienen buena ventaja “y creo que deben estar muy deseosas por participar”, por lo que vislumbró un panorama de cooperación muy promisorio.

 

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@soycamachojuan

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