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Tres tristes notas del 2015



¿Desde su punto de vista, amable lector, cuáles son las peores noticias del año? Por desgracia hay mucho, demasiado diría, de dónde elegir. No trato de hacer un ejercicio de flagelación colectiva que arruine el ponche y el pastel de frutas en la víspera de Noche Buena, sino de revisar lo que salió mal con la esperanza, acaso endeble, de corregir el camino. De modo que únicamente mencionaré tres notas, aunque puedo apostar que usted tiene una cuenta mucho más larga.

El Chapo comerá pavo en libertad
La primera es la fuga de El Chapo Guzmán del penal de alta seguridad del Altiplano. Fue una nota que dio la vuelta al mundo y nos dejó, como país, en ridículo. Hubo demasiados motivos para avergonzarnos. De hecho no fue la primera fuga, sino la segunda, pues El Chapo ya se había escapado de otro penal de máxima seguridad, es un decir, oculto, dice la leyenda, en un carrito de ropa sucia. Otro motivo de vergüenza fue el método elegido: un túnel de un kilómetro y medio de longitud que supuso ayuda a raudales dentro y fuera del penal. El desempeño de la autoridad fue patético, no hay manera de ayudarlos. Primero los funcionarios con cara de “no manches” posando para los fotógrafos en el hoyo de salida del túnel. ¿Por qué hicieron eso? Después el video de los custodios donde se acercan al hoyo de la regadera y se sorprenden mucho de que El Chapo, el interno, no ande por ahí.

Por si todo eso no fuera suficiente, el año 2015 está por terminar y El Chapo no ha sido recapturado. Pasará Navidad y Año Nuevo en libertad, acaso a salto de mata, o tal vez rodeado de comodidades, pero fuera del penal. Comerá pavo en libertad. En un momento del año se dijo que había estado a punto de caer en manos de la autoridad pero se logró escapar. En su huida se desbarrancó y resultó con heridas en la cara y las manos. Si usted cree en las autoridades esa fue la versión oficial, pero yo no metería las manos al fuego. Le recomiendo que usted tampoco lo haga. Añado algo más que es lo verdaderamente trascendente: con El Chapo en prisión o escabulléndose en los caminos en la sierra de Durango, el cártel de Sinaloa siguió operando y prosperando como si nada, surtiendo de droga a sus clientes gringos y mexicanos, lo que debería indignarnos.

Si no les gusta mi verdad histórica, tengo otra
La otra noticia mala del año tiene que ver con el caso Ayotzinapa, cuyas resonancias no tienen fecha de caducidad. Me refiero al reporte del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, GIEI, que depende de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que a su vez está en el organigrama de la ONU, en el sentido de que no hubo incendio en el basurero de Cocula, la localidad aledaña a Iguala, Guerrero, donde según la versión oficial, a la que se llegó a llamar “verdad histórica”, hubo un fuego infernal, donde fueron incinerados y reducidos a cenizas los cuerpos de los 43 normalistas para después ser colocados en bolsas de basura y arrojados a un río, de manera que no aparecerán nunca. Esa versión se desmorona. De hecho, personeros del gobierno han dicho que tal vez los cuerpos estén en otro sitio.

Buscando los cuerpos, se detectaron a lo largo del año docenas de fosas clandestinas repletas de cuerpos de víctimas desconocidas de la guerra entre las bandas del crimen organizado que operan en las montañas de Guerrero. Otro ridículo internacional, y un problema que en lugar de avanzar en su solución se descompone. Al igual que en el caso del Chapo, con respecto al tema de los normalistas desaparecidos, lo verdaderamente grave es que las condiciones que hicieron posible la noche triste de Iguala no han cambiado. El origen de la presencia del mal en las montañas de Guerrero son los sembradíos de droga, amapola y mariguana y el tráfico, desde luego ilegal, de metales preciosos, sobre todo oro. Los plantíos ahí siguen. Informaciones procedentes de Estados Unidos refieren con regularidad la presencia en su territorio de opio y heroína procedentes de México, de Guerrero para ser exactos. ¿Quién protege los plantíos y manda la droga a Estados Unidos? Si eso no se detiene, en el 2016 seguirán apareciendo más fosas clandestinas y tal vez por ahí se registre el hallazgo macabro de restos de normalistas, pues una cosa es segura: tal vez no fueron incinerados en Cocula, pero ya no están entre nosotros.

Petróleo barato equivale a menos votos
La tercera noticia mala del 2015 es una que se dejará sentir con fuerza inaudita en el 2016 y es la caída vertical, vertiginosa, de los precios internacionales del petróleo. Esto ha puesto en un predicamento muy severo, el más grave en años, a las finanzas nacionales. Como todos sabemos, las finanzas públicas han dependido en exceso de lo que el gobierno federal obtiene de la venta de petróleo. El precio del barril del crudo llegó a estar por encima de los 100 dólares y hoy está por debajo de los 30, cerca de su costo de producción. Puede ocurrir que el mejor negocio, o el menos malo, sea dejar el petróleo donde está, no extraerlo. Petróleo barato, casi regalado, será un cuesta arriba muy empinado para la segunda mitad del sexenio, con implicaciones electorales muy riesgosas para el partido en el poder. La palabra “recorte” no genera oleadas de votantes, produce decepción y búsqueda de opciones distintas. Cuidado.

Nos volveremos a encontrar después de Navidad. Para los lectores y sus familias, para mis compañeros de Crónica, mando un mensaje de paz y armonía. Yo estaré con los míos.

@juan_asai

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