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CDMX. La ciudad posible



Oportunidad y desafío.—La Ciudad de México se encuentra en un punto de inflexión. La aprobación de la reforma política abre un abanico de posibilidades sin precedente para la metrópoli. Está al alcance de la mano una era de superación de la calidad de vida. Una ciudad posible de libertades, solidaria y segura, con oportunidades y derechos para todos. También hay desafíos colosales. Entre los retos que tocan a la puerta de la ciudad destaco tres: el colapso por la lucha política, sin reglas, entre Morena y el PRD que puede pasar de áspera a disolvente. Una crisis de seguridad derivada del crecimiento exponencial del narcomenudeo, que es el principal motor de violencia y que pude carcomer a la policía local que se ufana de controlar, que no de combatir, el fenómeno. El tercer desafío es una caída vertical de las posibilidades de permanencia por la mala calidad del aire y la fallida movilidad.

Voz ciudadana.—Lo que decidirá el futuro inmediato es la fuerza y el compromiso de los ciudadanos con el lugar que habitan. Para hablar del papel de la ciudadanía en este proceso, acaso la voz más autorizada sea la de Porfirio Muñoz Ledo, quien reconoció que la fase exige un gran contacto con la población. Lo cierto, sin embargo, es que los ciudadanos comunes y corrientes tienen escasa conciencia del fenómeno que se despliega ante nuestros ojos. Lo que se ha alcanzado hasta este momento se lo debemos a la gente, dijo Muñoz Ledo. Hay una fecha fundacional para el despegue de la ciudadanización: los terremotos de septiembre de 1985. La movilización popular que siguió a los sismos, para atender las tareas de rescate, es el germen de los avances que hoy existen. Muñoz Ledo recordó que el gobierno, el presidente y el regente de la ciudad se quedaron anonadados. No supieron qué hacer.

¿Entonces quién se encargó de hacer el rescate de las víctimas, quién se apoderó de la ciudad? La gente que se adueñó de las calles. No había ocurrido esto desde la entrada, en 1911, de Francisco I. Madero a la Presidencia de la República. Cuando Cuauhtémoc, Ifigenia y el propio Porfirio plantearon una candidatura, que podría considerarse independiente. Encontraron una ciudad en plena efervescencia, con una amplia gama de organizaciones civiles que pocos años antes no existían. “Ifigenia Martínez y yo ganamos esta ciudad, con el 50 por ciento de los votos. Los primeros senadores de oposición en la Ciudad de México, pero no fuimos nosotros, fueron ustedes”, gusta decir PML. En 1997 ocurrió un hecho histórico: la oposición venció al PRI en el Distrito Federal, lo que inició un acelerado cambio político en el país. Después vinieron las elecciones s en las delegaciones y la creación de entonces llamada Asamblea de Representantes. El paso siguiente fue la reforma política, que ya tiene nivel constitucional y se prepara la elección de la Asamblea Constituyente.

Nueva Constitución.—La razón de ser de una nueva Constitución, siempre siguiendo las tesis de Porfirio, debe ser acceder a gobiernos más cercanos a la población. Que los ciudadanos participen de manera más directa en el ejercicio del poder. Hasta ahora han ganado más los partidos políticos que los ciudadanos. Para tener sentido, para que signifique un avance, la nueva Constitución debe suponer un cambio en la distribución del poder que favorezca a los ciudadanos. Por eso es tan importante que la gente se comprometa más en el proceso.

@soycamachojuan

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