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Turismo. El fantasma del virus H1N1



La vitalidad de la industria de viajes en el país se comprobó con la forma en que logró superar, hace justo una década, la crisis por el brote de influenza H1N1, que estalló justo cuando iniciaba la edición 2009 del Tianguis de Acapulco. Ante la falta de información y los pésimos augurios, las autoridades emprendieron políticas draconianas de aislamiento social, de evitar la cercanía entre las personas, lo que como es natural tumbó los indicadores turísticos, algunos de los cuales quedaron en cero, como en el caso de los cruceros. ¡En cero!

Los destinos turísticos se vaciaron. Se convirtieron en poco tiempo en pueblos fantasmas. La poca gente que circulaba en las calles andaba con cubrebocas y tenía prohibido saludar de mano a alguien y mucho menos darle un beso en la mejilla. No sobra decir que el Departamento de Estado  de  EU lanzó otras de sus alertas de viaje para que los norteamericanas que pensaban viajar a México no lo hicieran.

Fue entonces que Alejandro Zozaya, el hombre fuerte de AMResorts, adquirió fama internacional pues emprendió, contra la corriente, una campaña de recuperación de la imagen del país, ofreciendo vacaciones gratis a cualquier turista que llegara a contraer el virus en uno de sus hoteles. La campaña llamó la atención de los grandes medios norteamericanos y Zozaya, que ya era un empresario poderoso, radicado en Filadelfia y parte de una familia norteamericana con éxito en el ramo turístico, se transformó en una celebridad.

Eso fue por parte de la IP, por parte del gobierno mexicano, presidido entonces por Calderón, se lanzó la ambiciosa campaña “Vive México”. Su objetivo inicial era reactivar el turismo nacional en la inminente temporada de verano, y después ir sobre los visitantes extranjeros para atraer divisas en la temporada de invierno. La campaña arrancó con una bolsa de mil 200 millones de pesos. Se comprometieron todos los empresarios del sector, que desde luego eran los primeros interesados, y que demandaron en más de una ocasión no recurrir a remedios cosméticos, sino lanzarse a fondo. En muchas regiones del país el turismo es la única opción de sobrevivencia para la gente. Muchos quedaron de un día para otro con las manos vacías. La parte central del movimiento “Vive México” fue la participación de personalidades de la farándula, el deporte y la academia que, en su calidad de líderes de opinión, tienen seguidores en todas partes. Ellos invitaron a la gente, a través de testimoniales o en sus presentaciones en directo, a viajar por México, a recorrer zonas arqueológicas, ciudades coloniales, pueblos mágicos, playas, montañas o simplemente ir al cine, al teatro y después a cenar. La clave era reactivar esta rama de la economía.

El evento de presentación de “Vive México” se efectuó en los jardines de la residencia oficial de Los Pinos, en la explanada Francisco I. Madero. Fueron todos. Desde el tenor Plácido Domingo, que es una figura de reconocimiento planetario, hasta el comediante Omar Chaparro, que en su ámbito también es influyente, pasando por Emmanuel, El Buki, Alex Sintex y los chicos de Maná, hoy en contra del Tren Maya. Fue una de las raras ocasiones en las que estrellas de Televisa y de TV Azteca sumaron esfuerzos.

Calderón les pidió a todos que alzaran la voz para decir a todo mundo que somos una nación fuerte, con unidad y una identidad irrepetible y, claro, que estábamos listos para recibirlos en condiciones de seguridad. Menos de diez años después México estaba en el top ten del turismo mundial por número de  visitantes.

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