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PRI. Pasarela de presidenciables



Sin renunciar a la facultad meta constitucional, eufemismo para usos y costumbres priistas, de elegir a su sucesor, el presidente Enrique Peña Nieto baraja opciones para darle un matiz democrático a la designación. La secretaria general del PRI, Claudia Ruiz Massieu, habló de encuestas y pasarelas. El método se definirá en la inminente Asamblea Nacional. El PRI está en serios aprietos. Las posibilidades de que gane son hoy, a menos de un año de la elección del 2018, remotas. En todas las encuestas publicadas los aspirantes del tricolor aparecen en un lejano tercer lugar, lejos de López Obrador y de Margarita Zavala, que por el momento tienen la sartén por el mango. La primera responsabilidad del PRI es mostrar vitalidad, ganas de hacer las cosas de manera diferente, regresar a la competencia. El PRI tiene que hacer ruido. El ruido supone riesgos, es verdad, pero ante la posibilidad de regresar a la fría banca de la oposición bien vale correrlos. Las cosas no son como antes. Nuestros lectores jóvenes no lo tienen en mente, pero el PRI ya hizo una pasarela de presidenciables. Fue en el año 1987, para la elección del 88. Fue una chambonada. La idea de la pasarela fue responder a las críticas de la llamada Corriente Democrática en contra del sacrosanto “dedazo”. Era dirigente nacional del partido el chiapaneco Jorge de la Vega quien, para darle emoción al asunto, realizó una gira de auscultación para conocer, se dijo, el “sentir” de la militancia. Sacó seis nombres: Ramón Aguirre, amigo de bohemia del presidente; Miguel González Avelar, de la SEP; Sergio García Ramírez, ilustrado procurador con una familia disfuncional; Manuel Bartlett, hoy acólito de López Obrador y los dos con posibilidades reales: Alfredo del Mazo, de Atlacomulco, y Carlos Salinas de Gortari. La pasarela fue una especie de caravana política pero tuvo dos cualidades valiosas: hizo las delicias de la prensa y placeó a los aspirantes desplazando a los opositores a páginas interiores, lo que en este año 2017 sería ideal para el PRI. Como no hay lugar para ingenuos es obvio que desde antes la decisión estaba tomada a favor del entonces secretario de Programación y Presupuesto. Para el PRI de nuestros días sería un golazo adquirir protagonismo y dejar en la cuneta informativa a sus opositores. ¿Quiénes serían los seis aspirantes que participarían en el Pasarela 2017? Cada quien tiene los suyos, los míos serían: el hidalguense Miguel Osorio Chong, secretario de Gobernación; José Antonio Meade, secretario de Hacienda, que no es militante del PRI; Aurelio Nuño, el placeado secretario de Educación Pública; el secretario de Salud, José Narro; el titular de Turismo, Enrique de la Madrid, que ya dijo que quiere. La sexta plaza sería para alguno de los integrantes del gabinete que han entregado buenas cuentas a su jefe el Presidente, como el secretario de Trabajo, Navarrete o el titular de la Sagarpa, el queretano José Rovirosa. Descarto a Luis Videgaray porque su nombre le daría demasiadas armas a la oposición aunque es claro que su voz será escuchada. Para que Meade sea tomado en cuenta se necesita un cambio en los documentos básicos, cosa difícil en la Asamblea, pero tiene opciones en éste y otros partidos, de modo que desde mi perspectiva a la pasarela van dos con opciones reales: uno del primer equipo del Presidente, Aurelio Nuño. y otro con posibilidades reales de crecer y de competir con AMLO y Margarita, como el doctor Narro. ¿Cuáles serían sus seis aspirantes para la pasarela del PRI? [email protected] @soycamachojuan

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