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AMLO. Días de júbilo y caos



Los ganadores de la elección del primero de julio siguen celebrando. La euforia de su triunfo histórico no los deja pensar con claridad. Se mueven a paso veloz pero sin un rumbo definido. Ya hasta hubo un cambio en el gabinete que comenzará a operar hasta el primero de diciembre. Falta muchísimo. En estos meses puede ocurrir cualquier cosa.

Al jolgorio han contribuido de manera irresponsable los propios medios de comunicación. La escena de los reporteros-motociclistas siguiendo el auto de AMLO y haciéndole preguntas a gritos, causan pena ajena. No es periodismo, es una forma de propaganda y de pedir, también a gritos, pautas publicitarias. El culto a la personalidad versión siglo XXI tiene en los medios, en muchos de ellos, un ejemplo lastimoso.

Los integrantes de la jauría cibernética de Morena también están desatados. Envalentonados con el triunfo, con unas ganas locas de tomar revancha de quienes no piensan como ellos o no votaron por su jefe máximo, atacan despiadadamente a los críticos. En su visión de lo que viene, tocar a AMLO con el pétalo de un cuestionamiento merece un castigo tipo Bronco, de esos de mochar manos. Insultan, amenazan, descalifican. Ningún crítico se salva. Llegó el momento de disolverlos.

La fiesta democrática nos puso frente a otro partido hegemónico, casi único, y un presidente que podrá hacer lo que le venga en gana, justo como ocurría durante el régimen que estuvo vigente todo el siglo pasado cuando el PRI encarnaba la dictadura perfecta y el presidente en turno compendiaba todas las cualidades posibles. Y eso que apenas han transcurrido diez días.

A estas prisas también está contribuyendo el gobierno de Estados Unidos que ya quiere comenzar a negociar con López Obrador lo que no negoció con Peña. Muerto el rey, viva el rey, pero para que el actual rey pase a mejor vida todavía falta mucho tiempo. Trump quiere embaucar al nuevo gobierno y por eso ya vienen en camino varios de los pesos pesados de Washington, haciendo como que son buenos amigos, interesados en que al nuevo gobierno mexicano le vaya bien. Es falso. Trump es tóxico. Es muy probable que esta misma semana el equipo de AMLO lo confirme en carne propia. Si bajan la guardia estarán fritos.

Por estas prisas comienzan a menudear nombramientos. En la Segob ya hay por lo menos cuatro nombres, además del nombre de la que será titular, Sánchez Cordero. Como resultado de lo anterior, en columnas y artículos se comienza a juzgar a López Obrador como si ya fuera Presidente en funciones, descalificándolo, cuando todavía no tiene responsabilidad de gobierno. Es un acelere injusto y riesgoso. Procede establecer un principio de orden.

López Obrador tiene la inclinación de dominar la agenda informativa, haciendo declaraciones varias veces al día. Así lo hizo cuando fue Jefe de Gobierno de la CDMX. Miembros de su equipo padecen el mismo síndrome y quieren ver sus nombres en la prensa todos los días y si es con foto pues mucho mejor. Lo cierto es que hay un gobierno en funciones que tendrá que seguir trabajando varios meses más a pesar del acoso abrumador de los nuevos funcionarios, que no conocen el concepto de respeto a las formas. Se lanzan como El Borras un día y otro también sobre cualquier micrófono abierto. ¿Serán cuatro meses y medios de caos?  Parece que sí. AMLO es un líder indiscutido y por eso tiene que dar el ejemplo y tratar de no ser tan desordenado, pues contagia de desconcierto a su equipo de trabajo.

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@soycamachojuan

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