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AMLO y Durazo agitan las aguas del caso Colosio



¿Por qué lo hacen?

Se cumplieron 25 años del asesinato de Luis Donaldo Colosio. En 1994 el entonces candidato presidencial del PRI fue tiroteado en una colonia marginal de la ciudad de Tijuana, Baja California. Circula un video que capta el momento del disparo.

Colosio terminó su discurso de campaña un poco después de las cinco de la tarde, bajó del improvisado templete y caminó hacia donde estaba estacionada su camioneta. El sol caía a plomo. El desplazamiento fue muy complicado pues la gente se acercó mucho y el equipo de seguridad simplemente no funcionó, fue rebasado. Los agentes encargados de la seguridad fallaron, a pesar de que estaban cerca, a un metro, cuadros de alto nivel del EMP, incluidos un coronel y un general. Empujones, gritos, el candidato avanzando muy despacio con la canción “La Culebra” sonando a todo volumen.

De pronto en el video aparece una mano portando un revólver que casi toca la sien derecha del candidato, y enseguida el disparo. Las personas que tomaban el video son los primeros sorprendidos. Uno de ellos dice “chingue a su madre”. El caos se agudiza. No se ve ni se escucha el segundo disparo. Momentos después, desde otra perspectiva, se ve a un grupo de agentes deteniendo al tirador, Mario Aburto. Comienzan a conducirlo hasta los vehículos. Muchas personas se acercan para golpearlo o tirarle del pelo.

El aspecto del segundo disparo es de los más controvertidos. La versión oficial dice que después del primer disparo el cuerpo de Colosio dio un giro de 180 grados. No es sencillo aceptar que el propio Aburto haya tenido tiempo de accionar por segunda vez su viejo revólver Taurus de fabricación brasileña. Se habló de otro asesino material que estaba en el entorno e hizo el segundo disparo. Incluso alguien estuvo preso acusado de este delito. He podido ver otro video en el que parece que el segundo disparo lo recibió el candidato ya dentro de la camioneta que lo conducía al hospital. Desde luego nada concluyente, apenas un destello.

Estuvieron a cargo de la investigación Diego Valadés, Miguel Montes, Olga Islas, Pablo Chapa ( sí, el mismo de La Paca) y Luis Raúl González Pérez, actual presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y quien finiquitó la indagatoria con la conclusión de que a Colosio lo mató un tirador solitario y que el crimen no fue resultado de una acción concertada o un complot. Su investigación es pública, se puede consultar.

Pues bien, a 25 años de distancia de ese atroz acontecimiento dos de los hombres más poderosos del país, AMLO y Alfonso Durazo, han externado que no comparten la conclusión de la investigación oficial y externaron sus sospechas en público. Ninguno de los dos aportó algún dato o prueba, nada más soltaron sus corazonadas. El presidente dijo que lo importante es que no haya impunidad. ¿La hay? Como escribí arriba, el fiscal del caso, el hombre más enterado, no está radicando en un país lejano. Está en activo, trabaja en la CDMX y tanto AMLO como Durazo pueden invitarlo a platicar, en privado, para tomar un café y hablar largo del caso y hacerle preguntas. Prefirieron hacerlo en público porque tienen una intención política: Mi tesis es que buscan mandar un mensaje al expresidente Salinas de que las cosas han cambiado en el país y que ahora la investigación de ese caso, y otros más, está en manos de sus adversarios. No buscan consecuencias jurídicas, a estas alturas muy improbables, sino dar calambres políticos. ¿Estamos para eso?

 

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Twitter: @soycamachojuan

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