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Plaga de Niños Héroes



La malograda visita de Donald Trump dejó algo positivo: un brote patriótico justo donde menos se esperaba, en las redes sociales, factótum político de nuestros días. No se veía un ardor patrio tan intenso desde que la División del Norte logró tomar Columbus, Texas, por unas horas.

Una plaga de Niños Héroes virtuales hizo su aparición para lanzarse en contra de Trump envueltos en la bandera. Bueno, corrijo, para lanzarse en contra de Peña Nieto por no irse a las patadas y mentadas en contra del candidato del Partido Republicano a la Casa Blanca, cuando lo tenía ahí, a tiro de piedra, en Los Pinos. Reconforta saber que el nacionalismo, que muchos pensaban en plena retirada, está renovado y viene con todo. Tal vez sea oportunidad de poner sobre la mesa algunos temas de fondo, vinculados a la concepción de la soberanía en el siglo XXI.

Hay, de entrada, una pregunta pertinente: ¿cuáles son las acciones que merman nuestra soberanía frente al gobierno de los Estados Unidos? ¿Cómo usar este nacionalismo para poner a los gringos en su lugar? La soberanía, o sea, que un pueblo viva como quiere y no como quiere otro pueblo; que su gobierno pueda conducir los destinos del país sin intromisión de un poder foráneo, está todos los días a prueba.

WikiLeaks.- Desde esta perspectiva, Obama y Hillary Clinton han sido mucho más invasivos que Trump que nunca ha ocupado un cargo público. Los cables de WikiLeaks, que al parecer ya se han olvidado, pusieron en evidencia la intromisión de la secretaria de Estado y su complicad con el entonces embajador Carlos Pascual. Pascual, siguiendo la estrategia de su jefa, dividió a la Marina y al Ejército, contribuyó a que se confrontaran con el uso maquiavélico de información de inteligencia.

La matazón la tarde en que ejecutaron a Arturo Beltrán Leyva y el baño de sangre posterior en los estados de Guerrero y Morelos tienen las huellas digitales de Hillary y su equipo. Los Guerreros Unidos son fruto podrido de ese caos. Y qué decir del operativo “Rápido y Furioso” por medio del cual el gobierno de Obama —sí, del cool Barack— metió a México dos mil fusiles de asalto para repartirlos entre los sicarios del narco. ¡Eso hicieron! Es extraño que ninguno de los patriotas de ocasión haya dicho nada. Los insultos duelen, las amenazas preocupan, pero las ráfagas de los fusiles matan, ya mataron.

Todo lo anterior, suponiendo que el brote patriótico sea cierto. Que en realidad haya indignación porque un extraño enemigo profanó con su planta nuestro suelo y que no estemos frente a otro brote anti-Peña que es el tema favorito de cibernautas. Entre las reacciones a la visita hay de todo. Los dirigentes de los partidos de oposición, como Ricardo Anaya o Alejandra Barrales, aprovecharon para tirar golpes y ponerse la camiseta tricolor y un rebozo de Santa María. Para eso les pagan, para oponerse y si el gobierno se pone de pechito, pues lo ejecutan.

La mayor parte de los patriotas de ocasión son jóvenes que están cazando tropezones del gobierno para triturarlo. No lo minimizo, al contrario. Es, acaso, el fenómeno político más trascendente de nuestros días. El gobierno y el PRI ya perdieron a ese sector de la población. Esos jóvenes, que son millones, votarán en el 2018 por el que pueda darle un escarmiento al PRI y al gobierno, aunque ese alguien resulte peor que Donald Trump.

@soycamachojuan

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