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Cinturones de paz, ¿llegaron para quedarse?



El tema de la semana ha sido la estrategia elegida por el gobierno de la ciudad para enfrentar a los grupos violentos, autodenominados anarquistas, que causan destrozos cada que hay una marcha. Destrozos que hasta el momento están impunes pues se han salido con la suya. Llegan, vandalizan y se van. Los pocos policías que se encuentran en su camino se hacen a un lado y procuran ni siquiera verlos feo.

Todo mundo habla de eso y cada uno tiene su opinión. No se trata, para que nadie se confunda, de poner a debate las marchas ni ningún otro derecho ciudadano protegido por la ley. Lo que se discute es qué hacer con los encapuchados que se suman a las marchas con la idea de causar  estragos.

En un asunto que interesa a todos los habitantes de la metrópoli porque las marchas continuarán y los grupos violentos son cada vez más cínicos ante el hecho de que no encuentran resistencia por parte de la Policía. Para que no lo tachen de represor, el gobierno de la ciudad, con la bendición de AMLO, ha optado por dejarlos hacer lo que quieran y que destrocen hasta que se queden sin piedras.

En la marcha del 2 de octubre, el Gobierno dio un paso más en su estrategia. Por la mañana el Presidente dijo, burlón como siempre, que acusaría a los vándalos con su mamá y con sus abuelos; y por la tarde la Jefa de Gobierno lanzó a miles de burócratas a crear un Cinturón de Paz. Compró un montón de playeras y los empleados del Gobierno se tomaron de las manos y trataron de contener a los violentos. Por supuesto, como era previsible,  no pudieron.

No sólo eso, fueron vejados y estuvieron en riesgo. Eso no fue lo peor, lo realmente maligno es que Sheinbaum, AMLO y algunos otros, como Martí Batres, sostuvieron que el operativo del Cinturón de Paz fue un éxito, por lo que podría repetirse  por sus buenos resultados. ¿En serio? Ahí es donde ya no estamos en la misma sintonía. Si ellos dicen que fue un éxito, entonces hay muy poco material para debatir. Los burócratas estuvieron en peligro, haciendo un trabajo para el que no están preparados. Lo lógico es que su sindicato hubiera puesto el grito en el cielo y dicho que las condiciones de trabajo no contemplan hacerla de policías ¿Todavía hay sindicato en el gobierno de la ciudad? No parece.

Estamos ante un disparate monumental, pero tal vez estoy en un error y así es como deben ser las cosas. Me ha sorprendido que algunos analistas,  cuya opinión respeto, digan que la Jefa de Gobierno salió bien librada. Si lo dicen porque no hubo muertos es demasiada la calificación. Mi punto es que en la Ciudad de México hay más de 80 mil policías que están entrenados, reciben sueltos, uniformes, armas y están para eso, para proteger a la gente. ¿Por qué no lo hacen?

El apoyo incondicional de Andrés Manuel a Claudia tiene la explicación de que el Presidente quiere que la Jefa de Gobierno de la CDMX llegue fuerte al 2024 para meterla al juego sucesorio junto a Ebrard y algún otro. Se vale, cada Ejecutivo tiene el derecho de manejar su propia sucesión como quiera y pueda, pero presentar como éxitos su tropiezos no engaña a nadie. Decir que quienes demandan un principio de orden en las marchas son fascistas o por lo menos conservadores es un abuso de poder.

 

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Twitter: @soycamachojuan

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