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La rana y el agua



Muy conocida es aquella historia de la rana y el agua hirviente. Para quien no la recuerde, se trata de un ejemplo (casi una parábola zoológico culinaria) de la forma paulatina cómo las desgracias nos arrollan sin darnos cuenta. El batracio reposa  en una olla y al principio no siente el fogón  encendido donde la han colocado. El agua sube de temperatura y el renacuajo termina muerto y cocido en el bullente perol.

Eso le está ocurriendo al presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI,  el profesor Humberto Moreira. O no se da cuenta del cocimiento o piensa contagiar a todo el mundo con su disimulo, lo cual resulta un poco improbable.

Más allá del origen de los golpes locales en su contra debidos a  la animadversión de los grupos editoriales menos favorecidos por la munificencia selectiva de su ya terminado gobierno, es necesario darse cuenta cómo este caso de la deuda y sus procedimientos para contratarla han sido los proyectiles más eficaces del panismo hasta ahora. Todos han dado en el blanco.

Y quien quiera pasar por alto la seriedad de las heridas, estará cometiendo un error grave.

La primera consideración en el PRI (donde la soberbia triunfalista ya comienza a dar sus primeras erupciones) debería ser si Moreira es en verdad el objetivo de la artillería panista. Un análisis, así sea tan superficial como se puede hacer en una columna periodística, nos demuestra lo contrario. Moreira, su conducta y hasta su forma de bailar, son un pretexto. El enemigo es quien va a aparecer en la papeleta electoral y a él se le deben romper las piernas.

Los hechos judiciales de la semana pasada, resumidos en el simple arresto de Héctor Javier Villarreal, el ex secretario de Finanzas de Moreira en Coahuila,  (así haya sido puesto en libertad antes de entrar y ser fichado) y la detención de Sergio Ricardo Fuentes Flores, responsable de las políticas públicas en el sistema tributario en ese estado y por tanto subordinado del primero y en apariencia operador de las corruptelas del jefe de ambos, no hacen sino comprobar cómo van a ser usados los tribunales para hundir el barco donde viajan, en el imaginario camarote de un triunfo anticipado, Peña y Moreira, et al.

Ciegan los dioses a quienes quieren destruir, dice la leyenda clásica. Y la soberbia parece anidar en el partido de los herederos de la Revolución. Al menos así lo creen algunos dentro y fuera.

Pero mientras se dirime si han cometido el pecado de los ángeles caídos, vea usted esta maravillosa declaración de Ernesto Cordero, quien aprovecha los frutos de la semilla cuya mano sembró desde la Secretaría de Hacienda. Convertido en promotor de la campaña de Luisa María Calderón, la fraterna candidata del PAN al gobierno de Michoacán, dijo en Morelia:

“Según nos advirtió, Humberto Moreira, presidente del PRI, llegó con su maleta y nos dijo que se iba a quedar aquí en Michoacán a vivir por varios meses; pues ahora sí que abusados compañeros, y si lo ven por ahí, cuiden su cartera”.

ACTEAL

A fines de la semana pasada esta columna se ocupó de los asuntos de la Fiscalía Especial del gobierno de Chiapas relativos al caso Acteal.

En esa colaboración se mencionó a Liébano Sáenz, el ex secretario de Ernesto Zedillo como implicado en la investigación.

Por solicitud del interesado transcribo íntegro el comunicado de la Procuraduría estatal, hecho llegar a este espacio el viernes pasado por la noche cuando la edición ya estaba cerrada:

“La Procuraduría General de Justicia del Estado de Chiapas (PGJE), aclara que dado que las investigaciones en torno a los hechos ocurridos el 22 de diciembre en el poblado de Acteal no están concluidas, carece de veracidad la información publicada en torno a una supuesta responsabilidad penal atribuida a Ernesto Zedillo Ponce de León y Liébano Sáenz Ortiz.

“La PGJE subraya que el supuesto documento difundido, carece de veracidad y se desconocen sus orígenes y los fines que persiga.

“En este sentido, expone que las investigaciones que realiza la Fiscalía Especializada no están concluidas y que bajo ningún argumento jurídico se tienen elementos que pudieran presumir responsabilidad penal de dichos personajes. Si bien, en su momento, el abogado de las víctimas ha dado diversos nombres, la Fiscalía Especializada no ha señalado a ningún responsable porque no se encuentra en el ámbito de su competencia”.

Además, la Procuraduría de Chiapas afirmó que el ex presidente de México no es responsable, porque no basta afirmar dogmáticamente que se omitió cumplir con obligaciones derivadas de la ley, sino que en esa disposición deben señalarse con precisión la obligación que se omitió realizar, de lo contrario, el representante de la nación resultaría penalmente responsable por todos los conflictos que se suscitan en el país.

“Cabe señalar que, luego de lo ocurrido en el poblado de Acteal en diciembre de 1997, la Procuraduría General de Justicia del Estado inició la averiguación previa correspondiente, ante tan lamentables hechos. Mientras que en el 2009, el Gobierno de Chiapas creó la Fiscalía Especializada del caso Acteal, en atención a la demanda planteada por diversas organizaciones ciudadanas de derechos humanos”.

Pues sí, la PGJE subraya lo inconcluso de las investigaciones, pero no rechaza su existencia. El río suena (en este caso será el Lacanjá) y por tanto agua lleva.

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