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La derrota de los muy correctos



Aportaron, como suele decirse con una frase hecha (a veces mal hecha como lo son la mayoría ), “su granito de arena” en la implacable, salvífica, interminable y por tanto inacabada tarea de arrojar al PRI a los pantanos del olvido, y nos regalaron varios videos en los cuales exigían, persuadían, pedían, convocaban y llamaban con certeza a no darle ni siquiera un voto al Revolucionario Institucional, causante —como todos sabemos— de los males de la patria, los habidos y aquellos aún por llegar a este desolado valle de lágrimas.

Algunos se unieron en uno más de los infinitos membretes cuya rimbombancia sacude cualquier conciencia, siempre y cuando se tenga una, es cierto: la “Organización Nacional Anticorrupción”.

En uno de sus mensajes se dice lo siguiente (Proceso):

“La ONA dio a conocer un nuevo video en el que ocho destacados intelectuales, periodistas y defensores de derechos humanos llaman a no dar ni un voto más al PRI en la elección del Estado de México del próximo domingo 4 de junio.

“En una grabación de poco más de dos minutos (29 de mayo), piden a los ciudadanos mexiquenses ¡salir a votar! y ¡alzar la voz! porque, dice el poeta Javier Sicilia: “el PRI no es más de lo mismo, es peor de lo mismo (esa frase es en sí misma un premio Villaurrutia, de menos)”.

“Además de Sicilia, participan en el video, Sergio Aguayo, Clara Jusidman, Denise Dresser (but of course), Ernesto Villanueva, Enrique Galván Ochoa, Carlos Gidi y Clara Luz Álvarez.

“Dresser pide ‘¡sacar al PRI a patadas del Estado de México!’, mientras que Gidi y Villanueva aconsejan: ¡no le des una nueva oportunidad al PRI!”.

En esas condiciones la realidad parece estar a punto de decirles a tan distinguidos señores y señoras, “…lástima, ‘Margaritos’, pero será para la otra, pues en esta ocasión el dinosaurio comió pastito.”

Lo mismo parece decirles a quienes grabaron otro video, éste el 10 de mayo pasado y solamente con “estrellas” de las pantallas grandes o menores.

Con actores de la talla y gloria de un caballero a quien llaman El diablito y en cuya fe de bautismo se lee Mauricio Barrientos o Mauricio Mancera, Pedro Mira, Tenoch Huerta (así se llama) y otros de reconocido talento y trayectoria, como Fernanda Castillo (famosa por su narcoserie, El señor de los cielos); Arcelia Ramírez o Ximena Sariñana, entre algunos más, la espontaneidad ciudadana y la buena conciencia, los artistas piden en todos los tonos la extinción del prinosaurio y convocan a cegar el pozo del Estado de México.

Ni un voto para el PRI, pidieron todos ellos. Los académicos, los ensayistas, los poetas en rebeldía; los actores en cesantía. Todos. Todos a una.

Pero al parecer la persuasión a través de las redes, la propagación de los videos y la justicia implícita en su causa, tan correcta y tan política, no fue suficiente contra la operación electoral de una maquinaria cuyo peso absoluto llevó (al menos hasta ayer al mediodía así lo parecía) al joven Alfredo del Mazo a sentarse en la silla alguna vez ocupada por su padre y por su abuelo.

¡Vaya cosa!; el Estado de México como una intolerable dinastía, el poder heredado de padres a hijos y hasta a nietos para vernos ahora con Alfredo III de la Casa Real de los Atlacomulcos.

Cualquier demócrata de a de veras le hubiera dejado ese exclusivo privilegio a la familia Cárdenas de Michoacán, donde también el abuelo gobernó, como lo hizo el padre (y el tío) y después el nieto, si a eso se le pudiera llamar gobierno de verdad.

Dámaso, Lázaro, Cuauhtémoc, Lázaro; chula la cosa, de verdad.

Pero nadie se llame a confusión.

En el caso de los Del Mazo (bonita rima) es un atropello democrático. En otros no, como tampoco lo es la llegada indiscutible de Antonio Echevarría, ganador de las elecciones en 2017, como lo fue Antonio Echevarría hace ya casi 20 años.

En enero de 2015, Antonio Echevarría Domínguez reunió a todas las “fuerzas vivas” de Nayarit, para anunciar el apoyo incondicional a su hijo El vale Antonio Echevarría García, (obviamente acompañado de la senadora Martha Elena García, su mamacita suya de él, quien al estilo de la señora Zavala quiso en su momento suceder al esposo), en sus aspiraciones políticas, lo cual fue sencillo: una alianza de todos los partidos (PRD y PAN a la cabeza); más el capital del “hombre más rico del estado”, como se ha dado en llamar al ex gobernador.

—Vamos a hacer una dinastía como los chinos, dijo alguna vez el bronco y rústico ex gobernador. Y lo está cumpliendo.

Pero a esa alianza de nepotismo ilustrado se le llama “alternancia democrática”. En el Estado de México, “dinosaurismo” puro.

Es cierto, como dijo el miles de veces citado Campoamor (otra frase hecha): “nada es verdad ni es mentira, todo es según del color del cristal con que se mira”.

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