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Las Fuerzas Armadas; la fuerza mayor



Cuando Salvador Allende llegó al poder en la ahora lejana década de los setenta del siglo pasado, el mundo vio con alborozo el primer triunfo electoral de una izquierda aglutinada en un movimiento popular, cuya novedad sepultaría para siempre a las guerrillas al estilo cubano, como camino al poder.

Cuba, en el Caribe y Chile en la profundidad austral, eran dos ejemplos, cada uno en su estilo, de una alborada democrática cuyo éxito se iba a propagar por el mundo como anuncio de la nueva era internacional. Eso decía la propaganda mientras sonaban quenas, tumbadoras y charangos.

Pero no todos se desbordaban en ese optimismo, como: Chou en Lai.

—cuando China no tocaba aún las puertas de la apertura mundial ni llevaba a la práctica su idea de una coexistencia de doble modelo económico con capitalismo marxista de Estado; con Mao aún en la resaca de la Revolución Cultural—, le advirtió al doctor Allende (dos años antes del golpe), sobre la diferencia entre ganar el gobierno y tener el poder.

Así respondió en una entrevista fundamental:

—¿Qué clase de porvenir le augura China al gobierno de Chile por la vía electoral?

—La elección o votación, es un fenómeno transitorio, pasajero. El presidente Salvador Allende pudo encabezar el Partido de la Unidad Popular y lograr una mayoría relativa, no absoluta. (pero) Quisiera llamar la atención de ustedes sobre otro hecho que me parece importante: si una pequeña parte de los millares chilenos sufre la influencia de las fuerzas agresoras del exterior, si no se tiene especial, esmerado, cuidado, en este problema, puede ocurrir algo grave en el país. Ese algo es el posible golpe militar. “El gobierno del presidente Allende es democrático, pero para nosotros, de acuerdo con nuestras concepciones, es imposible que un gobierno democrático logre su consolidación sin el apoyo de las Fuerzas Armadas. En América Latina han sido derrocados gobiernos democráticos, de tendencia progresista en innumerables ocasiones. ¿O no es así?

—¿Por qué afirma usted que la elección es un fenómeno transitorio, pasajero?

—Porque la elección no consolida el poder por sí sola. Todo gobierno debe contar con SU PROPIA Fuerza Armada, democrática o proletaria, que lo asegure en el poder.—

Todo esto no sería sino una más de las verdades de Perogrullo, pero hay un matiz cuya delicadeza parece haber sido estudiada y aprendida por el futuro presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien sin ser un radical de izquierda como Chou (en verdad en el próximo régimen no se advierte ideología, sino una amalgama de lugares comunes del redentorismo populista), ha entendido la diferencia entre un EJÉRCITO y un EJÉRCITO PROPIO.

Ayer México despertó con una noticia fresca en las páginas de los diarios. Andrés Manuel López Obrador, después de asentar su proyecto fundamental de gobierno en las Fuerzas Armadas (la pantomima consultiva vendrá después, pero ya no importa), se reúne con los altos mandos y miles de la tropa; se funde con ellos y les pide su auxilio y respaldo.

Y los militares se lo ofrecen y se lo garantizan.

Pero veamos, cuando el almirante Vidal Soberón —quien pocos días antes había puesto al actual Presidente como insuperable modelo de Jefe Nato— le dijo al futuro Comandante: somos una gran herramienta, utilícenos; como quien pone en subasta una moto conformadora o una pala, Enrique Peña Nieto todavía era (al menos en el papel) Comandante Supremo de unas Fuerzas Armadas cuya mirada ya tiene otro horizonte.

Como si tuvieran prisa.

Por eso se comprenden estas palabras del Presidente Electo, tomadas de su extenso y humilde mensaje, teñido todo de verde olivo:

“…“Les agradezco mucho este encuentro.

“Estoy muy contento y satisfecho de estar con ustedes.

“Si el Congreso lo permite —con las reformas constitucionales—, les pido que nos ayuden en las labores de seguridad pública... sus sueldos van a mejorar, van a bajar los de arriba; los de abajo van a ganar mejor...

“Vengo a pedirles su apoyo, no a imponer nada, desde luego que podía ser una orden, pero no vamos a imponer nada. Lo decía el presidente Juárez: nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho...…

“Estamos proponiendo una Guardia Nacional para dotar de tres a cuatro veces más los elementos que se requieren. Por eso estamos proponiendo la Guardia Nacional.

“¿Por qué defiendo yo este proyecto? Porque confío en ustedes”.

 

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