Jueves 05 de Diciembre, 2024 - México / España
Un vínculo entre México y el Mundo
Facebook Twitter Whatsapp

La “chunga” involuntaria



El marxista más influyente en la IV-T no es ninguno de los pensadores tras el Tío Carlos: es Groucho. Para los jóvenes “milenarios” y algunos un poco mayorcitos, Groucho Marx no dice nada. Fue durante casi cuarenta años, de los veinte a los cincuenta, casi, cantante, productor, director, guionista, actor, y empresario del Hollywood mudo a la TV.

Su ironía estaba provista del mejor ropaje humorístico del mundo: su apariencia involuntaria. Decir como si no se quisiera.

Un trozo de su vida, precisamente en México, nos deja asomarnos a su corrosivo sentido crítico e irónico. Cáustico e incisivo.

 “(Groucho and Me. Da Capo Press. 1995) En un momento dijo (un representante del gobierno durante una convención cinematográfica internacional): tengo el honor de informales a todos, que mañana a las cuatro de la tarde el Señor Presidente los va a recibir en el Palacio.

“Alcé la mano. El traductor lo advirtió y dijo, “si Señor Marx, ¿de qué se trata?

“Yo dije: ¿Y qué seguridad tenemos nosotros de que el presidente lo seguirá siendo para mañana a las cuatro de la tarde?”

A partir de ese momento nadie volvió a dirigirle la palabra.

“…dos días después de mi ‘faux pas’ un integrante del equipo del presidente fue encontrado boca abajo en la cama con un enorme cuchillo clavado en la espalda. Parece que se había mostrado excesivamente atento con la esposa de uno  de sus amigos. También le pudo haber ocurrido al presidente que se llamaba, creo Delaney o Alemán o algo así…”

Pero más allá de este ejemplo, las aventuras de Groucho y sus hermanos, son una síntesis genial del error disfrazado de cualquier otra cosa, son el asombro hilarante ante el absurdo, el equívoco, el patinazo, el tropezón o la grotesca circunstancia de una fallida solemnidad.

 Sin embargo, ni siquiera en la sucesión de sketches de Un día en la  Ópera” o la Sopa de ganso (me canso, aunque algunos lo traducen como Sopa de pato), se podía haber imaginado Marx una escena tan confusa y al final tan chistosa, como la pasada conferencia del Señor Presidente, cuando se hablaba de la captura y destino preciso de Emilio Lozoya y nadie sabía, bien a bien dónde estaba.

Le preguntaron al SP sobre el traslado al reclusorio o al hospital. Respondió:

—Para aclarar, porque decía el secretario Durazo que el traslado de Emilio Lozoya sí fue al Reclusorio Norte. Si nos pudiera explicar si  esto fue así, porque hay versiones de que fue directamente al hospital, no tocó el Reclusorio Norte.

SP: ¿Tienes la información o le podemos a la Fiscalía que informe?, para no caer en contradicciones….

Alfonso Durazo: A la fiscalía.

 SP: Sí, mejor. Vamos a pedirle respetuosamente a la Fiscalía que informe, porque esto tiene que ver con la puesta en práctica del procedimiento de una institución autónoma.

“Yo, sin mentirles, llevo cinco meses que no hablo con el fiscal ni por teléfono…”

Pero hubo más:

—“…Bueno, no tengo reporte sobre el estado de salud, no tengo esa información.

“Sé que ya está en el reclusorio de la Ciudad de México y que van a iniciar las diligencias judiciales al mediodía de hoy. Esto me lo informó el responsable de la Oficina de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda (¿?) Santiago Nieto, que está convocado para participar en el inicio de este proceso.

“¿Se descarta entonces que el exdirector de Pemex esté o haya sido trasladado a un hospital en el transcurso de la madrugada?, porque así se informó hace unos minutos por parte de la Fiscalía y usted nos comparte que tiene información de que se encuentra en el Reclusorio Norte a donde fue ingresado.

Entonces, si nos puede aclarar esa parte”, dice una inquisitiva reportera.

Y el Señor Presidente se dirige entonces, molesto, a su colaborador presente pero ausente:

--“A ver, por favor. Usted es el que tiene que ver con los reclusorios ¿no?

Y Alfonso Durazo, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, responde con la infinita seguridad del titubeo:

--“Sí. Bueno, ese es el de la Ciudad de México, el Reclusorio Norte. Efectivamente, fue ingresado en este penal, pero fue trasladado inmediatamente después a un hospital privado por algunos síntomas y algunas molestias que presentó…

“…Sí, sí. Hay que informar lo que es. Yo creo que el que nada debe, nada teme y la vida pública tiene que ser cada vez más pública, cada vez más pública…”

 

Twitter: @CardonaRafael
[email protected]
[email protected]

Columnas anteriores



AAA