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Cambios de señal, erosión de la confianza



Si uno se atuviera a la perdurabilidad y compromiso de las palabras, pues entonces muy pronto quedaría en estado de insania. Es decir, se volvería loco, porque las cosas en el lenguaje oficial del siguiente gobierno son a veces contradictorias, absurdas en otras y francamente incomprensibles en algunas.

¿Cómo conciliar; por ejemplo, la sustancia de estas frases pronunciadas en relativamente poco tiempo de distancia entre unas y otras?

“(5 de septiembre).- El presidente electo Andrés Manuel López Obrador reconoció este martes que sí recibirá de Enrique Peña Nieto un país más fuerte que el de hace seis años, si bien matizó su declaración al subrayar los pendientes de la actual administración.

“A su arribo a la ciudad de Monterrey, donde se reunirá con líderes empresariales y obispos católicos, el próximo mandatario señaló que aún queda mucho por hacer.

“Es público, notorio, que hay crisis en el país, pero también se ha logrado que la transición se esté dando en armonía, con estabilidad”.

“No tenemos una crisis financiera, no nos está pasando lo que desgraciadamente está sucediendo en Argentina. Eso también hay que considerarlo, (pero) sí tenemos problemas graves”, recalcó”.

“Pero una cosa son los problemas, graves o muy graves, según el caso, y otra la bancarrota nacional.

Apenas el domingo, con estrépito y augurio de tormenta, el Presidente Electo le bajó el optimismo al más pintado. Estamos quebrados.

“(Expansión).- El país está en bancarrota y será difícil cumplir con todas las demandas que tiene la sociedad, aunque sí serán honrados todos los compromisos de campaña, dijo Andrés Manuel López Obrador, el presidente electo de México, durante el inicio de una gira de agradecimiento frente a sus simpatizantes.

“Las palabras del futuro presidente, que tiene 64 años de edad, contrastan con las que pronunció a inicios de septiembre, cuando dijo que el país atravesaba problemas pero había estabilidad económica y no había crisis política.

“Es posible, ‘por la situación de bancarrota en que se encuentra el país, que no podamos cumplir todo lo que se está demandando, pero que quede claro: sí vamos a cumplir todo lo que ofrecimos en campaña”, dijo el Presidente Electo ante simpatizantes en la ciudad de Tepic, Nayarit.

“Porque suele pasar que se ofrecen cosas durante la campaña y luego, cuando ya se llega al gobierno, se olvidan. Yo vengo a decirles que nosotros no vamos a actuar así”.

“Por otro lado, el futuro mandatario dijo que su gobierno actuará con responsabilidad en el gasto; reiteró que no habrá mayor endeudamiento público y prometió respetar la autonomía del Banco de México.

“López Obrador dijo que una posible crisis económica en México sólo podría venir del exterior o de un mal manejo de la política del Instituto Central.

“Vamos a respetar la autonomía del Banco de México para que haya equilibrios macroeconómicos, que no haya devaluación, que no haya inflación”, dijo el futuro Presidente en el evento del domingo 16 de septiembre.

“Que si se dan esos fenómenos no va a ser por culpa del Presidente de la República, sino por circunstancias externas o por mal manejo de la política financiera que haga el Banco de México, no el gobierno de la República”.

“La política financiera, sin embargo, no es dictada por el banco central sino por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, que es parte del Poder Ejecutivo”.

Obviamente la clarividencia del Presidente Electo es notable. Anticipándose a una crisis ya dijo hasta su origen. O nos viene de afuera o nos viene de adentro, pero de adentro del Banco de México, el cual ni vela tiene en el dicho entierro de las esperanzas nacionales.

Lo único extraño es darnos cuenta cómo, en un lapso de dos semanas, México puede pasar de ser un país con equilibrios, lejano de las crisis conocidas en otras naciones similares, como Argentina, por ejemplo, a una bancarrota cuya sonora definición nos coloca en el mismo plano de Grecia o Burundi.

 

CONSTITUCIÓN

La Ciudad de México regresó ayer —jurídicamente, aun cuando no de plano—, a los años treinta del siglo pasado, cuando había aquí, como ahora, divisiones municipales.

Ahora no son municipios en aquel sentido, son alcaldías en los mismos límites donde antes hubo delegaciones del poder central administrativo, lo cual permitió multiplicar la corrupción por 16.

Ayer desapareció la Asamblea Legislativa del DF para darle paso al Congreso de la CDMX, cuya aportación a la podredumbre nacional fue notable, tanto como sus dislates reglamentarios.

La nueva Constitución no fue hecha por la extinta asamblea, pero fue peor. Cien voluntades hicieron un bodrio cuyas consecuencias conoceremos en los años por venir.

 

ERRATA

Esta columna también se equivocó con la presencia del rector de la UNAM en la marcha silenciosa del 13 de septiembre. Javier Barros Sierra no participó en ella hace 50 años, sino en la previa, entre Copilco y Félix Cuevas.

 

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