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La desilusión toca a la puerta



Apenas son 20 días y ya se escuchan los nudillos en el portón. Toc, toc, llama la desilusión de algunas mentes y lo peor, el desencanto de algunos corazones. Como si estuviéramos leyendo a Marguerite Duras en su novela El amante, temprano ya era demasiado tarde.

Hace un mes, por ejemplo, nadie hubiera creído este tuit de Diego Luna, uno de los epígonos nacionales en la fácil ciencia de instalarse en lo políticamente correcto:

“¿Otros 6 años en donde la agenda de medio ambiente no será prioridad? Se nos acaba el tiempo y no lo quieren entender. Recortes al presupuesto, refinerías, un tren que cruza la poca selva que nos queda y más explotación minera, no suenan bien”.

Pero no sólo es eso, también la apasionada defensa de Gael García Bernal (compadre del anterior) sobre el significado de la cultura y su importancia para un país, cualquiera, en medio de las quejas y lamentos por la merma de fondos para el desarrollo de actividades artísticas y de fomento a las ideas profundas.

Gael ya se había inconformado, es cierto, desde el nombramiento del “impresentable” (así le dijo), Manuel Bartlett en la Comisión  Federal de Electricidad.
Pero además de estos dos actores ya se manifestaron otros en  el mismo sentido. Como Tenoch Huerta:

“...No se castigará a los corruptos de otros sexenios ni se requisarán sus fortunas mal habidas a costa de nuestro futuro, ¿pero se nos pide a todos (otra vez) apretarnos el cinturón y ver mermado el presupuesto en cultura, educación, ciencia y tecnología…?

Obviamente el pensamiento de estos señores y algunas señoras cuyas ideas se parecen, no significan nada excepto eso: opiniones individuales, expresiones personales de ciudadanos con  todos sus derechos en plenitud. Lo interesante es cómo su percepción comienza a verse afectada.

Durante el periodo electoral guardaban una fe ciega, quizá porque en aquel tiempo todo era una interminable catarata de promesas y críticas al ya diluido presente de aquellos días, cosa siempre sencilla. Ahora se trata de gobernar y no deja de ser significativa una explicación peregrina soltaba por ahí en no sé cuál micrófono informativo: el ejercicio del poder, el hecho de gobernar, desgasta.

Y es cierto, pero con el paso del tiempo, no a los 20 días, cuando la luna de miel hacía crujir —no hace ni siquiera una luna—, las patas del catre, de tan entusiasmados como estaban todos los devotos y seguidores.

Pero no solamente fuera del neosistema hay voces discordantes o críticas: Tatiana Clouthier, quien de su padre heredó la buena costumbre de llamarle a las cosas por su nombre y caminar altiva por el mundo, se ha ido a fondo en el análisis de la militarización del sistema de seguridad nacional y ha dicho:

“Nos amenazan que nos van a quitar a nuestros militares y se vuelve una parte muy preocupante…sí a una Guardia Nacional, pero no como se está planteando... Decía (Alfonso Durazo) muy claramente ‘desechamos la propuesta de campaña, recorrimos el país y dijimos otra cosa y 30 millones nos dieron la confianza porque dijimos otra cosa, y hoy les estamos diciendo que no. Entonces yo me pongo ahí y me da nervio y empiezo a preguntarme ¿por qué tan pronto y por qué en la Constitución…?, eso no fue lo que se prometió en campaña”.

A estas alturas ya no tiene mucho caso recordar el aluvión crítico en contra del recorte a las universidades porque ya el jefe del Ejecutivo regresó sobre sus pasos y reconsideró. Algunos usan el verbo recular, para describir el acto correctivo, la sabia corrección. Pero ese vocablo no es de mi agrado. Su conjugación, yo reculo, tu reculas, etc., suena feo. Es cacofónico.

Pero vale la pena guardar estas palabras del Presidente de la República:

“Revisamos el presupuesto y, en efecto, encontramos que había una disminución en el presupuesto para las universidades públicas (...) por eso se tomó la decisión de corregir este error. Se va a hacer un ajuste al gasto de operación del Gobierno en lo que tiene que ver con las secretarías, con las dependencias del Gobierno, lo que tiene que ver con el Ejecutivo... es parte de los gastos de operación de las secretarías, una reducción del cuatro por ciento y esos fondos se van a trasladar a las universidades, es otro ajuste en el plan de austeridad”.

“La UNAM, y la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) lo habían acusado de incumplir sus promesas de campaña”.
Veinte días. Toc, toc…

 


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