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Palabras ajenas desde Cancún



Una de las conductas más frecuentes en la historia nacional es destruir para después presumir de haber construido. Así primero se degradan las cosas y las calles y las ciudades y después se lanzan gastos monumentales para ufanarse de haber rescatado los restos de la incuria. Por eso este texto enviado desde Cancún por una amable lectora me ha llamado tanto la atención. Al punto de compartirlo. No tiene desperdicio.

“Uno de los temas que suelen polarizar más a la ciudadanía es el de la reactivación del Centro de Cancún. Suelo postear en mi muro de Facebook (Tiziana Roma) fotografías, ejemplos de éxito de ciudades en las cuales se han rescatado centros históricos, ideas que han funcionado en lugares similares al nuestro; casi sin excepción, los comentarios encienden interesantes debates y, desde cada muro, la gente expresa su sentir hacia el centro de distintas maneras.

Unos opinan que debe ser renovado totalmente para dar paso a las nuevas inversiones; otros opinamos que la historia que contienen los muros y calles de nuestra ciudad debe ser respetada, y que presente y pasado pueden convivir en un mismo espacio. Lo cierto es que son muchos los grupos interesados en la recuperación de esta demarcación tan importante, la cual por años ha sido abandonada y que hoy por hoy da una poco favorable descripción de nosotros los cancunenses.

“Además, es dar preferencia a los vehículos motorizados sin pensar en el peatón que ya no podrá pasar y el transporte público le quedará lejísimos a la clase trabajadora… ¿Y los discapacitados? ¿Y la gente que trabaja doce horas de turno en la zona hotelera?... ¿Y los jubilados que vinieron a buscar el paraíso?

“He leído mucho acerca de los procesos por los que han pasado otras ciudades para recuperar sus centros históricos. En el DF, Mérida, Valladolid, Monterrey, por citar algunas en nuestro país, describen cómo, gracias a la participación de todos los grupos interesados, sus calles y fachadas, negocios y plazas, muestran claros ejemplos de lo que debe ser un rescate integral. Ni uno solo de ellos ha sido gracias al empeño de una persona o grupo, llámese como se llame.

“Por eso sorprende el anuncio que ha hecho el gobierno municipal de que ya empezaron las obras de remodelación del Centro de Cancún (llamado propiamente Zona Fundacional, por recomendación del INBA, dado que aún no cuenta con los cien años reglamentarios para ser denominado Centro Histórico), sin que haya mediado consulta ciudadana. Basta un poco de congruencia con lo que se dice y se hace, pues esto sin duda lanza un desconcertante mensaje a la ciudadanía: por un lado nos llaman a consultas ciudadanas en el espacio virtual, y por otro nos ignoran rampantemente.

“No es necesario esperar a las protestas para saber que hay grupos que conocen y están involucrados en el proceso de rehabilitación del Centro. Muy bien le haría a la actual administración hacer un alto total a su empeño de empezar a ‘remodelar’ el Centro para llamar a la comunidad, a los especialistas de la localidad, a los comerciantes y empresarios, para poner a consideración de todos la propuesta del gobierno estatal que, a decir del arquitecto Ricardo Lujambio, ex presidente del Colegio de Arquitectos y actual presidente de Fundadores, A.C. ‘más allá de provocar un espacio de integración y convivencia de la ciudadanía y turistas con nuestro Centro Fundacional, lo parten en dos’.

“La obra propone eliminar (¿?) el primer cuadro ‘trasladándolo a otra parte, desintegrando así los ejes principales de la convivencia ciudadana entre el Parque de las Palapas, la Plaza de la Reforma, Palacio Municipal y la avenida Bonampak colindante con el Malecón Cancún’.

“Queriendo pensar que los motivos e intenciones de los gobiernos estatal y municipal están basados en intereses de bienestar para nuestra ciudad, son los modos los que incomodan a una ciudadanía cada vez más participativa y conocedora de sus derechos y obligaciones. Muchas opiniones versan sobre la rehabilitación del Centro de la ciudad y sí, muchas se contraponen.

“Por esa razón y por salud ciudadana, los funcionarios públicos debieran darse a la tarea de convocar en conjunto a todos los participantes. Imponer la voluntad de cualquier grupo por encima de otro, dañará los procesos que tanto trabajo nos ha costado construir. No olvidemos que en ese mismo tenor se realizaron obras en la López Portillo: talaron árboles a diestra y siniestra, desobedeciendo flagrantemente los reglamentos municipales para privilegiar intereses superiores.

“En el caso de la ‘rehabilitación del Centro de la Ciudad’, las obras empezaron el dos de diciembre, aprovechando las fiestas. Lo siento mucho, pero no puedo hacer menos que recordar al ex presidente municipal Gregorio Sánchez, quien mandó deforestar el Ombligo Verde un 22 de diciembre de 2009, con miras a construir su anunciado y sumamente controversial nuevo Palacio Municipal.

“No dudo que las fechas fueron cruciales para iniciar esa y esta obra: la gente está con la mente en las fiestas decembrinas y pareciera que no estamos atentos. Además, por el amor al Dios de los Turistas ¿a quién se le ocurre empezar una obra en plena temporada alta? Ah sí. A nuestros funcionarios públicos, ¿para que nadie se dé cuenta?”

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