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El dinero de la emigración



Con frecuencia el Señor Presidente recurre a la favorable exposición  de las variables económicas para oponer esos datos a los diagnósticos adversos. De esa manera ha sido posible convertir el desastre de un “crecimiento” del 0.05 por ciento (maquillado como 0.1%), en una hazaña inicial de la IV T, no tanto por la cifra alcanzada, sino por el fracaso de los agoreros.

Ya lo dijo Campoamor hace muchos años. Nada es real, todo se debe al color del cristal por donde miramos.

Sin embargo hay un elemento de orgullo económico del cual nadie se debería enorgullecer: las remesas. El dinero del emigrante, del mexicano desterrado o trasterrado, de quien se fue, de quien votó con los pies. Obviamente no se fueron de este México; se fueron del otro, pero son los expulsados, los desarraigados, se diga cuanto se quiera en sentido contrario.

No nos deberían dar orgullo, nos debería dar vergüenza haberlos echado del país y ahora presentarlos como elemento de nuestra fortaleza económica.

“…no hemos tenido ningún problema —dijo el Señor Presidente en Oaxaca—,  el peso no se ha devaluado, al contrario, se ha fortalecido. Los técnicos le llaman a esto depreciación, cuando hay devaluación, cuando no se devalúa el peso es que se aprecia, bueno, hay apreciación del peso, fortaleza del peso.

“También no (tampoco, se podría decir) hemos tenido problema de inflación, que lo que se conoce coloquialmente como carestía; la inflación este año es más baja que la del año pasado, es decir, rinde más el dinero.

“Este año, gracias a nuestros paisanos, los héroes vivientes que son los migrantes —un aplauso para los migrantes— se rompió también récord.

“¿Saben?, se está proyectando hasta ahora en lo que va del año —es el monto más grande de remesas que haya obtenido México, es decir, la cantidad mayor de dinero enviada de nuestros paisanos a sus familiares en México— vamos a terminar el año con 35 mil millones de dólares.

“Ya esas remesas son la principal fuente de ingresos que tiene nuestro país. Otro aplauso para los migrantes”.

Pues si eso es de tal manera, ya hemos atisbado la solución  de todos nuestros problemas de hoy y de mañana: emigremos todos y entonces les mandaremos mucho dinero a los pocos residentes residuales de cuando la emigración sea el remedio de todos nuestros males.

Pero mientras…

Y así pasan los días en este valle de lágrimas, porque en las condiciones hídricas actuales, el único líquido abundante en la Ciudad  de México es el proveniente de los lagrimales y sus glándulas.

El suministro de agua, en todas partes de la ciudad, ya se ha convertido en un mal general, de cuya existencia nada más se benefician los vendedores de agua en pipas.

Y no se necesita vivir en Iztapalapa para saber cómo se acarrea, se guarda y se pelea por el agua. Las antiguas zonas residenciales ya son paisaje de la escasez.

Pero los esfuerzos del gobierno no pasan por este grave asunto: las decenas de construcciones y cambios de suelo sin lógica ni reglamentación, las decenas y decenas de plazas y grandes condominios con albercas celestiales, agravan un  problema que se dedica el gobierno a capotear sin  resolver, como es el caso de las anarcomanifestaciones feministas.

Y mientras el vandalismo de la semana pasada sigue impune (y seguirá), la jefa de gobierno encuentra la solución sin solución: una mesa de diálogo con las indignadas mujeres.

Ya no se habla de provocaciones, como en un principio,  ahora se habla de negociaciones.

—¿Cuál  es la materia de la negociación?

¿Castigar a los culpables de la creciente violencia contra las mujeres, impedirla, erradicarla,  o inventar chivos para el caso de la niña violada en Azcapotzalco, chispa de todo este grave asunto cuya magnitud no ha sido ni siquiera comprendida por el gobierno?

Nadie sabe, nadie supo. Todo se arregla estabulando El Ángel.

“…Sobre las manifestaciones del día de hoy, respetamos a la mayoría que lo hicieron de manera pacífica, para ellas las puertas de la Ciudad de México están siempre abiertas para el diálogo franco; sin embargo, no se puede justificar la violencia de unas y unos cuantos que sólo empañan la defensa de los derechos de las mujeres. La violencia no se combate con violencia…”

Bueno, pues vamos a ver ahora los resultados de la provocación a la negociación...

 

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