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Nestora y la “autoridad” moral de AMLO



Indudablemente el mejor momento de la campaña de José Antonio Meade ha sido éste,  cuando enfático se negó a los caprichos de Nestora Salgado, quien le exigió disculparse por haberla llamado secuestradora. Y más aún, no sólo eso sino además retractarse y abandonar la campaña.

“… (Crónica).- A través de su cuenta de Twitter, el abanderado por los partidos Revolucionario Institucional, Verde Ecologista y Nueva Alianza, dijo que la amnistía que ofrece su contrincante Andrés Manuel López Obrador va en serio, sin embargo, resaltó:

“Yo estoy del lado de las víctimas y de la legalidad.

“Ni me retracto ni ofrezco disculpas. ¡Faltaba más! Por si fuera poco, le obsequian a la señora una senaduría plurinominal. La amnistía de Andrés Manuel va en serio. Yo estoy del lado de las víctimas y de la legalidad. Es tiempo de definiciones”, escribió en la red social.

Sólo se arrepiente --dijo Pero Grullo--, quien se ha equivocado, y Meade no se equivocó.

Cuando mucho se quedó corto porque Nestora no sólo secuestraba y extorsionaba, sino en su condición  de “autoridad” –eso son de hecho las policías comunitarias, nacidas al amparo de la alcahuetería a los “pueblos indígenas” y sus malogrados “usos y costumbres”— violaban derechos fundamentales.

Al menos eso dice la Comisión Nacional en una parte de su muy extensa recomendación derivada de los temas de Nestora y sus víctimas (donde en el texto dice,  PSPR, significa  “persona sometida al proceso de reeducación”, pues de esa fascista forma disimulaba la policía comunitaria sus atropellos, encarcelamientos y exacciones. “Reeducar” es romper la voluntad y lavar el cerebro.

Si ella fue víctima de una futesa procedimental (al detenerla por secuestro, robo y homicidio, no le llamaron al consulado americano), ella en su condición  de comandante de las fuerzas comunitarias (un  Estado dentro de otro Estado), cometió atropellos múltiples en contra de muchas personas, mayores y menores de edad. ¿Por qué debieron llamar al cónsul gringo si era una bronca en Olinalá, Guerrero? Porque esta señora es la única “aborigen” guerrerense compatriota de Donald Trump.

Esto dice la CNDH:

 “…Se acredita la violación al derecho humano a la integridad personal en agravio de PSPR 1, PSPR 2, PSPR 3, PSPR 4, PSPR 5, PSPSR 6, PSPSR 7, PSPR 10, PSPR 17, PSPR 25, PSPR 28 y PSPR 29 por parte de la Policía Comunitaria mencionados en la Recomendación por abusos físicos y trato inhumano.

“…Igualmente se acreditan hechos que atentan en contra de la integridad, trato digno, libertad sexual y el derecho a vivir una vida sin violencia, al ser actos que constituyen violencia de género.

“…Estas situaciones deberán ser investigadas para determinar las responsabilidades que resulten”.

Uno de los fragmentos más impresionantes de la dicha recomendación de la CNDH es el referido a la tolerancia hacia el sistema de “reeducación”. Una joven se ausentó de su casa por motivos personales y suyos. Los padres fueron con los policías de Nestora quienes la encarcelaron y sometieron a un programa de reeducación. Eso es Polpotiano.

“…Una vez que las menores de edad fueron localizadas, las detuvo la PC, según les fue referido por V1 ‘debido a que se habían ido de parranda sin dar aviso a sus padres’ y estaban ‘en malos pasos’, al estar involucradas en conductas ilegales (uso de narcóticos y prostitución), por lo que fueron llevadas a las Casas de Justicia para ser ‘reeducadas’”.

Obviamente la recomendación  de investigar las responsabilidades (mejor hubiera sido decir culpabilidades, pero la corrección del lenguaje nos abruma), se quedó --como suele suceder con cuanto se recomienda sin fuerza para imponer-- en agua de borrajas.

La prensa bien portada y sus múltiples altoparlantes  (la crema de la intelectualidad, diría Agustín Lara), quisieron hacer de esta violenta mujer (cuando salió del “bote”, mostraba ufana una réplica de un Ak.47), una víctima de todas las maldades, hasta el punto de llevarla a la antesala del Senado de la República, gracias al oportunismo de Morena cuya capacidad de pepena es infinita.

Morena pepena y no siente pena mientras logre bolsa plena, dijo el Padre Corripio.

Nestora, la violadora y secuestradora (ora, ora, ora), será apoyada hasta la ignominia por Andrés Manuel quien no conoce la rectificación: y menos en este caso cuya raíz es el ADN de su Movimiento de Regeneración Nacional: cultivar todo tipo de descontento, apoyar cualquier heterodoxia, sin importar si se trata de criminales, delincuentes, violadores de derechos humanos o simples líderes “charros” de turbia contabilidad, como Napoleón Gómez Urrutia.

A eso se le llama “Autoridad Moral”.

ANAYA, EL GRAN ILUSIONISTA

 Con la vieja creencia de la rapidez de la mano por encima de la velocidad del ojo, Ricardo Anaya, fiel a su costumbre ya hasta imitada por los periodistas de poco oficio, mostró en el debate del domingo pasado una cartulina con una portada de Proceso (como eso probara algo) a la cual le había volado “la cachucha”. El tema principal acusaba a Meade de algo. El secundario a él. Y Anaya recortó la portada.

¿Mutilar es censurar?

Quizás sí; quizás no, pero “mochar” una revista para usar de ella sólo el segmento útil para los fines propios es una maniobra muy fallida. Excepto si el “moche” se debe a la inveterada costumbre del PAN, donde todo se “mocha” desde el Poder Legislativo, por ejemplo.

El cintillo de ese número de Proceso decía: “Anaya también recluta fichas negras” y vivillo como es el “riquillo quiquillo” mostró mutilado el trabajo de don Rafael Rodríguez Castañeda, quien impertérrito miraba la escena por los monitores en el pabellón VIP del INE en Tijuana.

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