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El aeropuerto, una ratonera



Palabras van y palabras vienen.

A pesar de los foros de radio, televisión y medios alentados por el futuro gobierno, el tema del aeropuerto no sale de su triste condición de trampa ratonera, callejón sin salida, embrollo innecesario y discusión texcocana.

En la babel de los alegatos, cuya pérdida de tiempo ha sido considerable, el futuro secretario de Comunicaciones, sin nada por explicar, dijo sentencioso y en tono esperanzado: el licenciado López Obrador va a dar un mensaje el lunes.

Y todos esperaban el dicho anuncio con curiosidad y anhelo de hallar definiciones siquiera sobre el modo de consultar, las formas de preguntar al pueblo sabio, cuando, ¡zas!, de pronto, salió un ratoncito de la calle de Chihuahua.

Solemnemente se anuncia: no hay nada firme por anunciar todavía, como no sean los refritos de previas explicaciones, entre ellas la posibilidad de privatizar el aeropuerto desde su construcción.

Lo demás, se va para el jueves.

Pero mientras Jiménez Espriú espera para explicarnos, con peras y manzanas, cómo será la consulta de todas las madres o la madre de todas las consultas, otros han hecho encuestas sobre el interés de este tema en los ciudadanos y la conclusión de tan manoseado asunto es sencilla y descorazonadora para algunos: no interesa.

Al menos eso dice la empresa de Roy Campos.

“(AN). - A unas semanas de que se realice la consulta sobre el Nuevo Aeropuerto Internacional de México, Consulta Mitofsky publicó una encuesta en la que es mayoritaria la opinión de quienes quieren que se siga construyendo la obra.

“Aplicada a mil mexicanos mayores de 18 años a nivel nacional, revela que el 39.3 por ciento prefiere la opción de Texcoco, frente a 16.5 que opta por Santa Lucía.

“Entre las ventajas que mencionan para preferir la primera opción es que generará más empleos, ya inició y será más grande, además de que habrá más turismo; en las desventajas, se menciona como número uno lo ‘caro’ que resultará”.

El Presidente Electo ha dicho: los 88 mil millones de pesos solicitados por el Fideicomiso NAICM, no se tienen y como no es posible hacer lo imposible, pues entonces le damos el trabajo a quien lo pueda financiar con capital privado.

Y, además, van muy lentos, lo cual se contradice con las palabras de los constructores quienes ya ven cumplido el 38 por ciento de la obra negra, incluyendo la parte más compleja: la cimentación de las pistas. Pero nadie les cree. Al menos en Morena.

El aeropuerto —aun en caso de hacerse—, perderá, por otra parte, toda la suntuosidad originalmente planeada en el proyecto de Norman Foster, terminará en acabados como de interés social, lo cual obligará al célebre arquitecto inglés a retirar su nombre de tan disminuido proyecto cuyo esplendor original era como de boda poblana reseñada en ¡Hola! Así de faraónico es Mr. Foster.

Y no está la patria para tafetanes ni el horno para bollos ni el tema para rollos.

Pero mientras algo sucede, Gerardo Ruiz Esparza decide diferir (esto es retirar) la campaña promocional sobre la opción Texcoco, y apaga la voz oficial, para no crear enfrentamientos en esta temporada de concordia transicional, cuya superficie es lisa como un espejo, pero por debajo turbulenta como un hervidero de Vulcano.

La verdad en este asunto, o al menos una de las verdades, es sencilla: si el futuro gobierno estuviera absolutamente convencido de la justeza de su apreciación sobre la inconveniencia de Texcoco, ya sea por capricho o para darles gusto a sus adherentes de tantos años, —los atencos— quienes machete en mano amenazan con dar la vida para impedir la obra, ya lo habrían dado por muerto desde el principio de los tiempos.

Al fin y al cabo, fue una oferta de campaña.

Pero en el embrollo surge esta otra información del semanario Zeta de Tijuana:

“El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, aseguró este lunes —aunque no dio nombres ni fechas— que el comandante de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) fue destituido de su cargo por haberle proporcionado información acerca de la base militar de Santa Lucía, al próximo titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) del gobierno federal, Javier Jiménez Espriú.

“Tengo información, lo voy a indagar, de que cesaron al Jefe de la Fuerza Aérea del Ejército por darle información al ingeniero Jiménez Espriú sobre la base militar de Santa Lucía”, dijo el político tabasqueño, quien precisó que no sabe si fue al General de las Fuerzas Aéreas o el encargado de la base.

“Si esto fue así, le ofrezco al general cesado, e incluso también que lo vamos a volver a poner en su cargo, porque eso es una injusticia”, adelantó.

“El general de división, Enrique Vallín Osuna, fue destituido como comandante de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) el pasado 16 de septiembre —al culminar el desfile militar—, por órdenes directas del titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Salvador Cienfuegos Zepeda, quien lo sustituyó con el también general de división, Manuel de Jesús Hernández González”.

 


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