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Sentado en la bayoneta



Lo sabemos desde la enorme sabiduría de Talleyrand: las bayonetas sirven para muchas cosas, menos para sentarse sobre ellas. Y una cosa es hacerlo sobre y otra en. Las preposiciones tienen una notable utilidad.

Hoy México se militariza en definitiva.

Con el modelo anunciado por el Presidente Electo, cuya finalidad no es únicamente combatir el delito, sino lograr la anhelada pacificación nacional, el Ejército es la pieza central de todo el esfuerzo. De él dependerá la organización de una Guardia Nacional, la cual será a un tiempo eficiente policía y castrense cuerpo procurador de paz, tranquilidad, seguridad y bienestar.

Obviamente, tan impresionante proyecto tomará tiempo, mucho tiempo, pero precisamente por eso se debe comenzar cuanto antes, como los árboles de Napoleón, aunque yo hubiera preferido llegar a él después de una consulta como la del Tren Maya. Entonces sí estaríamos seguros de su infalibilidad.

Dentro de las muchas ideas importantes expresadas por el Presidente Electo en su discurso para ofrecer el ya conocido plan de seguridad y pacificación, un juicio llama poderosamente la atención: hace 20 años se creó la PFP (también echando mano en aquel tiempo de cinco mil efectivos militares), y en esas dos décadas no se logró consolidar una fuerza eficiente, confiable, sobre la cual recayera el trabajo de brindar un ambiente seguro a los mexicanos.

Más allá de si el enjuiciamiento es acertado o no; exagerado o no, el número de efectivos es lo verdaderamente importante. Nunca fueron suficientes y de arranque, para este nuevo esquema, tampoco. Si en 20 años no se pudo capacitar a cien mil efectivos y por eso se echó mano de los verde olivo, cómo podemos estar seguros de lograr ahora ese empeño fallido en un sexenio. Aquí, como en otras materias y asuntos, la falta de continuidad es también un problema, un freno y un descorazonador camino de regreso para comenzar casi desde el principio, según la necesidad o la ocurrencia de cada gobierno.

La Policía Federal Preventiva fue una idea de Francisco Labastida en la Secretaría de Gobernación. Como después fue candidato y perdió las elecciones, Fox creó la Agencia Federal de Investigaciones y partió en dos los esfuerzos. Hasta los puso a pelear.

Calderón sacó las tropas a la calle y Peña las dejó actuar sin el marco legal necesario para ello.

Apenas en estos días el dichoso (infeliz, mejor dicho), marco, se ha diluido por las presiones políticas y la decisión de la Corte. Hoy vienen nuevas modificaciones a la Constitución, en un país incapaz de terminar las cosas o darles continuidad.

Y aquí es donde quizá venga la posibilidad de sentarse sobre las bayonetas, porque el Presidente Electo convocó a una discusión general en torno a las modificaciones constitucionales. No se sabe por qué si el plan ya está meditado, calculado y terminado, si no se habría presentado como se hizo con tan vehemente entusiasmo patriótico, pero lo dijo así:

“Claro que hay que hacer las adecuaciones al marco legal, y por eso, con toda transparencia estamos tratando este asunto, poniéndolo a consideración de los ciudadanos y los legisladores. Les pedimos que nos ayuden porque hay que hacer una reforma constitucional…

“…Ya no queremos la simulación, sólo en el Porfiriato se usaba la frase de que la Constitución se respetaba en la forma para violarse en el fondo. Nosotros no somos porfiristas, nosotros vamos a respetar la Constitución en la forma y en el fondo. Vamos al debate en este tema, a que se discuta”.

 

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Twitter: @CardonaRafael

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