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El Marro va por AMLO



¿“El Marro tiene capacidad de atentar contra la vida López Obrador? Lo mejor es no averiguarlo. 

Más allá de las declaraciones, entre temerarias e irresponsables, de que al presidente lo defiende el pueblo, del que nada debe nada teme, y que no tiene por qué reforzar su seguridad personal, más allá de eso, decía, los órganos de seguridad del Estado mexicano, que los tiene y son efectivos en las diferentes dependencias del Gabinete de Seguridad, tienen que ponerse a trabajar horas extras, sin pausas, para detectar con tiempo cualquier indicio de un probable atentado.

La seguridad de AMLO es una prioridad. En esto no tienen cabida fobias políticas. No se trata de resucitar al EMP y poner al tabasqueño en una burbuja lejos del contacto popular, nada de eso. Se trata de ubicar la integridad del mandatario como una prioridad del aparato de seguridad del Estado mexicano que cuenta con gente experta, capacitada en el extranjero. De modo que hay que hacer la tarea. No necesitamos otro mártir, nos urge un presidente.

¿Quién es el dichoso Marro? En el principio de todo está la decisión de ubicar una refinería en Salamanca que ha sido, hay que decirlo, una maldición para el lugar. No le sirve a la gente del lugar para nada. Apenas un puñado de empleos, nada significativo, pero a cambio atrajo a la población a toda clase de malandros dedicados al robo de combustible, como actividad delictiva principal, pero que ya estando por ahí, pues le entran a todo.

José Antonio Yépez, que es el nombre de pila del Marro, es la cabeza de una organización criminal que tiene su centro de operación en la localidad de Santa Rosa de Lima, la patrona del Perú. El criminal y sus matones suponen que la  gasolina  es  suya, que pueden hacer lo que se les pegue la gana con el  combustible. Por supuesto tiene un montón de cómplices al interior de la refinería de Salamanca y de Pemex en general. La corrupción los ata y nos hunde.

A ellos la ofensiva del gobierno en contra del huachicoleo, atrabancada y todo, les ha caído pésimo. Sus ganancias se vieron reducidas de golpe, de la noche a la mañana. Los sicarios andan nerviosos y su jefe, Yépez, tiene que mostrar autoridad y fuerza para evitar un motín.

Al Marro lo sigue de cerca el Mencho que es líder del Cártel Jalisco Nueva Generación, que también quiere la gasolina de Salamanca pero que tiene otras entradas jugosas relacionadas con el trasiego de drogas. Que no se sorprenda nadie que el CJNG le ofrezca al gobierno, como muestra de buena voluntad, la cabeza del Marro en bandeja de plata. La guerra entre ambas bandas disparó el número de homicidios en Guanajuato hasta la parte alta de la tabla. Una verdadera desgracia.

El Cártel de Santa Rosa creció por la complacencia y complicidad de autoridades y, no lo pierda de vista, por el apoyo abierto, vergonzante, de gente de localidades aledañas que conforman su, digamos, base social. Es la fuerza de ventas del huachicol y hacen bloqueos cuando es necesario. De pena  ajena. Estamos frente una fiera acorralada. Por un lado, el gobierno le cerró las válvulas y por el otro el Cártel Jalisco lo quiere en el hoyo. Ante una situación así el Marro podría dar la orden de atentar contra el Presidente. Aquí es justamente donde aparece la responsabilidad del aparato de seguridad del Estado mexicano que está frente a una dura prueba. No se puede equivocar.

 

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Twitter: @soycamachojuan

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