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Migrantes en Iztacalco



Las caravanas migrantes plantean uno de los desafíos políticos más complejos para las autoridades mexicanas en los últimos años. Es así porque muchas de sus variables escapan al control del gobierno. La más relevantes es el proceso electoral en Estados Unidos y el hecho de que las caravanas le hayan caído como anillo al dedo a Trump y a los republicanos. Le han sacado mucho jugo al tema y ya tienen en la frontera con México miles de soldados para parar la invasión. También es importante que para los gobiernos de Honduras, El Salvador y Guatemala es un alivio que México se haga cargo de sus problemas internos.

El caso más claro fue el del gobierno de Guatemala que se lavó las manos y dejó pasar a los migrantes en tropel. Pronto tendremos a miles de migrantes en la ciudad. Las autoridades capitalinas se preparan para darles condiciones humanitarias. Amieva y Sheinbaum están trabajando juntos lo que envía la señal de que los hondureños podrían quedarse en Iztacalco varios meses, porque habrá que dotarlos de estructura higiénica, alimentos, abrigo y atención médica en espécial para personas de la tercera edad y niños. No hay manera de quedar bien con todos. Si los ayudas malo, si no los ayudas, peor, justo como el cohetero.

La portada de Proceso

Desde que se conoció la portada del semanario Proceso de esta semana en la que se refiere al Fantasma del Fracaso que ronda el equipo del Presidente Electo, se desató una tormenta en las redes sociales en las que participaron casi todos, incluso la esposa del Presidente Electo. Que Proceso se haya atrevido a publicar una nota crítica le valió una tormenta de denuestos, incluidos los de alta traición. Quedó claro así que entre la prensa y la llamada Cuarta Transformación habrá una tensión permanente que puede durar todo el sexenio. El intercambio de epítetos se puso rudo.

Vienen cambios de fondo. Varios de los principales diarios mexicanos ya leyeron lo que viene y comenzaron a realizar ajustes, siempre dolorosos, en la plantilla de trabajadores. Cientos de colegas de diversos medios perdieron este fin de año su chamba. La inmensa mayoría de ellos votó por López Obrador. A esos colegas habrá que agregar pronto los que trabajan en las oficinas de prensa de las dependencias federales que serán reducidas a su mínima expresión con el mismo resultado: cientos de personas al desempleo. El Presidente Electo anunció que se reducirá a la mitad la publicidad oficial para los medios y por lo tanto los medios se están reduciendo a la mitad para subsistir.

Están en un proceso de reingeniería que incluye hacer más con menos y claro poner énfasis en sus áreas digitales.  Si los medios consiguen ser cada vez más independientes del dinero público, su línea editorial también será cada vez más independiente, lo cual es sano para democracia y acaso no sean buenas noticias para el próximo gobierno que se está quedando sin fichas antes de emprender su gestión. Los medios que han obtenido prestigio por ser críticos no pueden, de la noche a la mañana, volverse aplaudidores profesionales pues lo que sus lectores siguen es espíritu crítico. Es el caso de Proceso. Todos los aliados de AMLO se le fueron a la yugular. Fue un exceso patético, que deja algo en claro: la tensión entre los medios y el nuevo gobierno va para largo. Acaso dure todo el sexenio.

La crítica fue feroz y despiadada con Enrique Peña. Las redes sociales lo trituraron hasta convertirlo en polvo. ¿Cómo le irá a López Obrador?

 


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@soycamachojuan

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