Viernes 26 de Abril, 2024 - México / España
Un vínculo entre México y el Mundo
Facebook Twitter Whatsapp

El ganso cansado aterrizó en Texcoco



Por la confusión es el nombre del juego. Según el reporte oficial, un ganso tabasqueño mató al neoliberalismo el mediodía del sábado pasado en San Lázaro. Primero lo culpó de todos los males habidos y por haber y después le dio los santos óleos. En eso estábamos, preparando un epitafio acorde con su pésima fama, cuando el domingo comenzó a circular la versión de que el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que había muerto el día de la consulta en la que casi un millón de expertos en aeronáutica prefirieron la opción de Santa Lucía, había salido del sarcófago para espantar al equipo del nuevo presidente, comenzando por el ingeniero Jiménez Espriú, quien definitivamente ya no está para estos trotes.

Lo más raro es que el proyecto Texcoco no revivió del todo, sigue muerto pero camina. Una suerte de zombie, de muerto viviente de esas series gringas que tanto nos gustan. Las obras se suspendieron. Se reanudarán mientras se desahogan en cortes internacionales probables litigios de los empresarios afectados. No es que el gobierno  haya hecho un alarde de sentido común, de eso nada, sino que no le queda otra. De hecho nos enfrentamos ante una paradoja tercermundista: las obras podrían seguir y cuando el aeropuerto estuviera listo para estrenarse, el gobierno podría ordenar su clausura y decir que va por Santa Lucía para salvar a los patos y que el faraónico aeropuerto de Texcoco sirva de pista de aterrizaje de gansos cansados.

Cuando lo que más se requiere es certidumbre la confusión se enseñorea. Desde luego esto es resultado del empecinamiento, de la tozudez, del presidente que quiso dar un manotazo para dejar en claro que él tiene el poder y mandar al diablo al aeropuerto sólo porque no fue una idea suya, como sí lo es, y lo apoya con todo, el Tren Maya. Dos obras magnas de infraestructura con un tratamiento diametralmente opuesto. La confusión, les digo.

 Lo que nos lleva a la pregunta: el neoliberalismo está realmente muerto o como el aeropuerto está listo para salir de su tumba en cualquier momento. Si se confirma su muerte ¿qué sistema tomará su lugar? Un populismo capitalista o algo por estilo. ¿Tenemos un país que sea modelo a seguir por su logros que no sea neoliberal?  Sería muy bueno saberlo y preguntarles cómo le hicieron. Seguramente ninguno de ellos clausuró un aeropuerto con más del 30 por ciento de avance en su construcción.

Se habla de naciones como Corea, Japón, Irlanda como ejemplos de naciones con crecimiento sostenido en los años recientes. En todos hay un capitalismo de libre competencia y oportunidades para los empresarios. Más cerca, en el continente americano, a Brasil y Chile suele irles bien. No veo con claridad hacia donde quiere el nuevo gobierno guiar la nave de la nación. Hace poco convocó a los empresarios más representativos del neoliberalismo a formar parte de un consejo asesor, habló de tipos como Azcárraga, Vázquez Raña, Salinas Pliego y Alemán, además de Slim, que está en todas. ¿Ellos también quieren sepultar el neoliberalismo? ¿Qué les  gusta más?

 La única revolución real, aplicable, que cambiaría el rostro del país es cumplir y hacer cumplir las leyes. Todo lo demás sería resultado de esto, comenzando con el abatimiento de la corrupción y la impunidad. Establecer un estado de Derecho nos convertiría en otro país, uno mucho mejor,  ni siquiera  nos podríamos  reconocer.  Aquí todos se saltan las trancas, comenzando por el ganso que sí se cansa.

Columnas anteriores