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Toltecáyotl: El arte de vivir en equilibrio



“El pasado no tiene significado sino se aplica su sabiduría en el presente. La Toltecáyotl no sirve para nada si solo es un saber enciclopédico más. Porque “el futuro” se construye diariamente con la inspiración y la sabiduría de lo mejor de nuestro pasado, lo mismo como persona, como familia, que como pueblo”. Guillermo Marín.

La flor y el canto, arte y poesía, son las herramientas para conocer las cosas esenciales de la vida en el camino espiritual, el camino del conocimiento. Este conocimiento te lleva a tener una vida en equilibrio, que es el fin de la toltecayotl "el arte de vivir en equilibrio. La Toltecáyotl es la mayor y más valiosa herencia que nos han legado, nuestros ancestros, fundadores de la milenaria civilización denominada Anáhuac.

Era a través de la flor y canto (in xochitl in cuicatl, arte y poesía) como el gran guerrero, no un soldado. mantenía su guerra florida contra su yo interno, Necoc Yaotl, es decir, eran sus armas contra su ego e importancia personal.

El camino del guerrero es un trabajo filosófico personal donde uno se enfrenta a su más grande enemigo, el guerrero de uno mismo. Los grandes guerreros mantienen una lucha contra sus egos, vanidades, juicios y vicios personales, una lucha que dura toda la vida pues Necoc Yaotl es un guerrero que nunca se rinde, siempre vuelve y con distintos disfraces. Un gran guerrero es aquél que ha demostrado tener cercado a su Necoc Yaotl y no le quita la vista de encima.

Los guerreros viajaban a Malinalco para aprender de si mismos, ahí se hacían merecedores del grado de Guerrero Águila (ensoñador), o Guerrero Jaguar (acechador). Guerreros, no caballeros pues no iban a caballo. Realizaban un sacrificio personal que era simbolizado con su propia sangre y su dolor físico, nunca sacrificando a alguien más que a si mismos. Sólo después de esto podían ser propuestos como dirigentes, y no antes pues nadie arrogante, vanidoso o ególatra podía ostentar el derecho de hablar por los demás o de representarles.

Este derecho era algo personal, nunca hereditario. Cada miembro de cada familia debía recorrer su propio camino del guerrero si quería pertenecer a lo que hoy conocemos como nobleza. Los nobles no eran gente rica, mucho menos pertenecientes a una estirpe o linaje, eran gente culta, inteligente y sabia, no poseedores de propiedades, dinero, tierras o gente. Si la sabiduría, la humildad y la ética no se heredan ¿Por qué iba a ser así con el título de nobleza? Cada uno era quien se merecía ser. Un soldado obedece sin pensar por si mismo, un guerrero dirige pensando en los demás.

El camino del conocimiento es personal, depende de la propia voluntad. El auténtico conocimiento se obtiene con la experiencia personal, no sólo de lo que los demás te enseñan.

Los maestros son guías, mas no los conductores de nuestras vidas. Nos enseñan sus conocimientos y nos aconsejan con su sabiduría, pero lo que realmente buscan es que vivamos nuestras propias experiencias y aprendamos de ellas, dándonos luz en el camino.

Maravíllate y duda siempre de aquello que te enseñen, no te quedes con una única verdad pues la verdad absoluta no existe, todos somos dueños de nuestra propia verdad y es contrastando las de todos como se llega al conocimiento

Es así que “la flor y el canto” (in xóchitl in cuicatl), eran entendidos como belleza que implica equilibrio, y canto, disfrasismo de sabiduría. Para darnos la cualidad de estar siempre, bien cimentados, profundamente enraizados, para buscar “la verdad” (Neltiliztli). Nos legaron la sabiduría ancestral (Tlamatiliztli) y que, hasta la fecha, los hombres y mujeres de conocimiento (Tlamatinime), la trasmiten a los hijos de los hijos de los toltecas, para hacerse dignos, amonestarse a sí mismos, para que aprendieran a dialogar con su corazón (Moyolnonotzani), para “la acción de dar sabiduría a los rostros” (Ixtlamachiliztli).

La Toltecáyotl se representa normalmente con una mariposa, ya que este ser empieza su vida como gusano y se arrastra. Tras un proceso de metamorfosis finalmente abre sus alas y eleva su vuelo. Los llamados atlantes de Tula llevan una mariposa en el pecho, que representa metafóricamente la propia metamorfosis que debe asumir el hombre de conocimiento. Alguien con una mariposa en el pecho es alguien que ha evolucionado y ha podido elevarse hacia el sol de forma metafórica.

Implica el tener un rostro y un corazón auténticos, pero para alcanzarlos se utilizan "flor y canto". Entonces se utiliza flor y canto para tener un rostro y un corazón auténticos, y esto es parte del camino del hombre de conocimiento que finalmente termina con una mariposa en el pecho.

Con este pensamiento poético-filosófico, los Viejos Abuelos toltecas simbolizaron la Toltecáyotl con cuatro mariposas viendo hacia los cuatro puntos cardinales orumbos de la existencia. Sí una mariposa negra mira al Norte se delinea en fondo blanco; su contraparte blanca mira al Sur delineada en fondo negro. De la misma manera la mariposa negra que ve hacia el Este se delinea en fondo blanco y su
contraparte, la mariposa blanca que mira hacia el Oeste se delinea en fondo negro.

Lo asombroso de este símbolo filosófico tolteca, es que en el centro, de donde parten las cuatro mariposas hacia los cuatro puntos cardinales, se forma un quinto símbolo con un profundo sentido espiritual. En efecto, el “encuentro armónico” en el centro de las cuatro mariposas produce, gracias a la sabiduría de los toltecas y al talento y creatividad de los tlacuilos anahuacas, un estilizado caracol cortado de manera longitudinal, emblema de Quetzalcóatl y de su “soplo divino” que le da conciencia a la materia. (1)

El símbolo de la aspiración superior de los guerreros de la muerte florecida será representado estética y sencillamente en la alegoría de las mariposas, el caracol y la Cruz de Quetzalcóatl. Un menaje espiritual de profunda trascendencia y vigencia humana.

Recordemos que muchas veces las claves para solucionar los problemas de hoy nos las dan las fórmulas del pasado. Para aplicarlas antes hay que conocerlas. Conoce la Toltecayotl. el arte de vivir en equilibrio.

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