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Pasión Taurina, aniversario Plaza México



Las redes sociales están inundadas de memes y mensajes en contra de las corridas de toros. De hecho es un tema antipopular, ¿a quién le gusta ver una foto de un animal sangrando? A nadie. El antitaurino es muy sensible y es muy respetable que así sea. Lo que ellos ignoran es que los aficionados a la tauromaquia, compartimos esta sensibilidad, no somos gente cruel, sin piedad y sin corazón. La diferencia es que los aficionados a la fiesta brava respetamos a los que no soportan asistir a las corridas, por lo que no veo la razón por la que los antitaurinos no deban respetar a los aficionados, tan humanos, pocos crueles y sensibles como ellos. El aficionado taurino disfruta con el toreo, no disfruta con el dolor del toro, eso son invenciones, un aficionado taurino puede volver contento o descontento de una u otra corrida y en ambas se han lidiado seis toros que han sufrido prácticamente lo mismo. Si disfrutara con el dolor del toro vendría contento siempre.
 
Considero ante todo que el tema no puede seguir siendo llevado desde este amarillismo-sensacionalista, que hemos mencionado y que ha sido propuesto por un animalismo misántropo, que considera al ser humano como un imaginario de la realidad, que ve a la naturaleza con la imaginación y fantasía  de Walt Disney donde el jabalí es amigo del Rey León, pero que en la realidad  sabemos por las cadenas alimenticias  que el jabalí es presa alimenticia del León, no su amigo.

Pero sobre todo no hay que confundir a la bestia con el hombre y menos aún los principios del animalismo con los del humanismo, como pretenden hacer algunos bioeticistas protectores de animales que protegen más los derechos de estos que los de los embriones humanos.  No podemos y no debemos como pretenden los anti taurinos, poner en el mismo plano hombres y animales. Querer alzar al mismo nivel  a los animales irracionales que a los racionales significaría necesariamente rebajar a estos últimos.

Soy consciente de que no todos pensamos igual pero, quien no tenga la capacidad suficiente para disfrutar de la Fiesta Brava es mejor que respete y sea tolerante. Por tolerancia entiendo no prohibir lo que no nos gusta Y Me resulta díficil entender cómo gente que conoce tan poco de las corridas  pues no solo no las entienden, sino que nunca han ido a una) sean capaces de apasionarse tanto contra ellas, aunque termino por resignarme, cuando pienso que el objeto de las más fuertes emociones colectivas son siempre irracionales.
   
Además de que me parece inconcebible que se hable de un debate cuando la única solución propuesta al maltrato sea la prohibición de las corridas de toros como ha pasado en Cataluña, España, fruto del triunfo del falso proteccionismo animal y digo falso porque estoy convencida que detrás de esto hubo un interés más político que animalístico. Que en realidad lo que pretendían no era defender al toro de lidia sino sus fines políticos separatistas que la mencionada región catalana pretende con España . Pues bien estos personajes al prohibir las corridas de toros en Barcelona han provocado el cierre de ganaderías, es decir, centenares de animales que componían esos criaderos fueron enviados todos al matadero. Los toros de lidia solo son criados por su bravura, la abolición de las corridas, significaría la extinción de una especie. Y eso no es protección e incluso sería antiecológico. Ya que el ecologismo consiste en defender el equilibrio de las especies y la conservación de los ecosistemas y todas las especies que en ellos habitan. Y no hay que olvidarnos que las corridas de toros son fuente de empleo para muchas personas y benefician a gran parte de prestadores de servicios que generan estos espectáculos.

Esto sin olvidar que los toros de lidia al igual que las demás reses bovinos de su especie están destinados a MORIR para la subsistencia alimentaria del hombre, del que han consumido los propios opositores antitaurinos. ¿Porque nadie defiende a los terneros, pollos, gallinas, y demás animales que son sacrificados diariamente en los mataderos destinados solamente a ser comidos en nuestros platos? ¿es que esos acaso no son dignos de defensa? En realidad el toro es el animal mejor alimentado, cuidado y tratado, muere con dignidad y tiene la posibilidad de que lo indulten. Además el toro tiene posibilidad de herir a su torero el cuál irónicamente contrario a lo que dicen por "ahí" puede ser quien le cambie su destino y su vida, pero solo con técnica torera. Y los toros que mueren pues déjan su carne que ya está previamente vendida ,se consume como toda la demás , si no se le sacrifica qué hacemos? El ganadero ya lo vendió! como cualquier otro tipo de ganado.

Reconozco sí,  que la fiesta taurina, como todas las actividades humanas son perfectibles, es decir, son sujetas a el error o a la deficiencia, sin embargo, me resulta curiosa la mentalidad del TODO o NADA de los ecologistas, si se encuentra un toro afeitado, luego entonces TODOS los toros son afeitados, si se encuentra un toro con rastros de medicamentos, luego entonces TODOS los toros son dopados. Según esta forma de ver las cosas, luego entonces habrá que pensar: Que si un futbolista o cualquier deportista se retira por habérsele encontrado cocaína en exámenes antidoping, (según mentalidad AT) TODAS lo futbolistas profesionales son cocainómanos.".... No tiene lógica, dos premisas particulares no pueden dar una conclusión universal (regla 7 del silogismo).  

Recordemos que la tauromaquia es parte de nuestra cultura y abolirla sería cancelar una tradición de más de cinco siglos . En América Látina y en particular en México la corridas son parte de una tradición que se ha arraigado desde hace 5 siglos, que llego con los españoles al igual que el idioma, la religión, dando lugar a un mestizaje y sincretismo que dio como resultado entre otras cosas la charreria, nuestro deporte nacional. Y los aficionados tenemos que impedir este fundamentalismo de prohibir que no solo no son entendidas, sino que además son tergiversadas.Se habla mucho de la diversidad cultural por lo cual en los paises no hispanos resultaría más díficil aceptar el arte de la tauromaquia. Pero defender la diversidad cultural no significa defender cualquier práctica cultural. No todas son obligatoriamente “buenas” o defendibles. Algunas chocan con prohibiciones o tabús absolutos.Son aquellas que transgreden lo que puede ser resumido en la idea de “derechos humanos”.

Condenar a la esclavitud a un hombre o una mujer; no reconocer a una persona como tal; tratar a un ser humano como un medio para satisfacer cualquier necesidad; rechazar los principios de reciprocidad y justicia; violar los principios de libertad, igualdad y dignidad de los seres humanos… son acciones que nada tienen que ver con la diversidad cultural ni tampoco con la placentera relatividad de las costumbres. Son pura y simplemente barbarie. Por definición, estos principios universales no pueden aplicarse a los animales, ya que suponen el reconocimiento del otro como un igual, es decir imponen la reciprocidad sin la cual no habría justicia. Si el hombre hubiera tenido, o tuviera, que aplicar a los animales los principios que debe aplicar al hombre, no habría habido domesticación, ni ganadería, ni agricultura, ni, en definitiva, civilización propiamente humana. Esto no significa que podamos hacer lo que queramos con los animales, ni que no tengamos deberes hacia ellos . Significa que no podemos confundir esos deberes con los que tenemos hacia los hombres, ni los principios del humanismo con los del animalismo. El animalismo no es una extensión de los valores humanistas. Es su negación.

Aprender a ver los toros en general y a comprender un toro en particular es una fuente de educación de “etología” para los niños. Vargas Llosa , premio Nobel de literatura sostiene Advirtió  que no tiene lógica la prohibición a los menores, ya que para él “los toros son alta pedagogía”, insistiendo en que “yo llevé a mis hijos (a la plaza) cuando eran pequeños y ninguno ha salido cruel, ni mucho menos, porque este es un espectáculo de creación de belleza como la poesía, la música y la novela”(1). Finalmente, es la condición indispensable para apreciar el trabajo del torero: ver lo que él comprende, apreciar cómo se adapta a su adversario, juzgar si le entiende o no y admirar que le haya entendido mejor que nosotros.¡Estamos lejísimos de gozos perversos!

Ya que el sufrimiento del animal no es el objetivo de las corridas y menos aún el motivo por el cual los aficionados acudimos a la Plaza de Toros a admirar la tauromaquia, considerada el arte de las artes, ya que es la que mayor número de expresiones artísticas ha inspirado (Teatro, opera, literatura, pintura, escultura, poesia, danza, música, etc.)

Torear no es sólo atreverse a ponerse delante de un animal que podría (y“querría”) matar. Torear es demostrar una forma muy peculiar de inteligencia (los griegos habrían dicho “astucia”).  Consiste en presentar el propio cuerpo a una fiera peligrosa de forma que lo pueda coger, desviando su acometida con un engaño de trapo. Una finta hecha de audacia y astucia. “ Torear consiste sobre todo en enlazar una serie de quiebros que necesitan un conocimiento del toro, una penetración intuitiva de sus acciones y sus reacciones, una inteligencia estratégica de la lidia adaptada a cada toro  y un sentido táctico de los gestos necesarios en cada fase de la lidia. La finalidad de todos esos actos, que culminan con la muerte, gesto de suprema maestría, es la dominación del hombre sobre el animal: se trata de forzar al toro a actuar contra su propia naturaleza, es decir obligarlo a acometer dónde, cuándo y cómo el hombre ha decidido, cumpliendo con la gratuidad del juego y la seducción del engaño. De todo ello resulta una faena que viene a ser como una acción domesticadora concentrada en unos pocos minutos.No hay placer taurino sin esa admiración por la inteligencia del torero. Y la fiesta de los toros no tendría sentido sin esas virtudes de la inteligencia humana que ganan a las fuerzas de la naturaleza.”  (2).
 
Por todo esto considero que la fiesta de los toros procuran a los que la amamos incomparables placeres, y hay que preservarla como una fuente de valores estéticos que no debe perderse, ya que el toreo no es solamente una técnica, ni un arte, sino también una suerte de “arte de vivir”.


Notas:
1)    VARGAS LLOSA, Mario: Entrevista al Diario El Comercio 8 de mayo 2012. Lima, Perú.
2)    WOLFF, Francis: 50 razones para defender las corridas de toros. Ed. Almuzara, Colección Taurología. Sevilla 2011.

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