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Huberto, el último suplementario



Sábado fue indudablemente el último gran suplemento cultural de México. Y Huberto Batis —junto con José de la Colina—, el último gran editor de suplementos.

Explosivo de temperamento, iracundo cuando las cosas no se ajustaban a su gusto, riguroso, erudito de la literatura mexicana, amigo de sus amigos hasta el fin de los tiempos, enamorado de la sensualidad, fervoroso y gruñón, Batis quiso siempre ser el continuador en línea arborescente de los esfuerzos de Ignacio Manuel Altamirano y su revista El Renacimiento, con la que todo comenzó.

Su trabajo, en el cual lo acompañé desde la dirección de unomásuno casi hasta el final de su gestión al frente de Sábado (de lo cual él habla en su prólogo del libro Por sus comas los conoceréis, editado por Conaculta. 2001), fue interrumpido por la edad y por un incidente desafortunado de violencia por el cual se aceleró su cambio.

Bátis fue un hombre intransigente con las cosas de su credo artístico. El suplemento fue una trinchera para jóvenes escritores y señoritas “poetisas”, a quienes le  gustaba (como a Lewis Carroll), fotografiar en el famoso “Diván”,  percudido por los años y los lamparones de inconfesable origen.

El más inolvidable de sus adornos oficinescos, no eran las pilas de libros  y papeles desparramados en aparente desorden, sino una fotografía de la silueta de Paty Manterola, de tamaño natural, expropiada de un expendio de publicaciones de la calle de Iturbide.

Batis trabajaba sobre una tabla colocada en las rodillas. Con paciencia infinita leía y revisaba y anotaba indicaciones tipográficas. Abominó de la censura y corrigió sólo lo necesario. Jamás alteró un  texto, jamás censuró a nadie ni admitió limitaciones.

—Huberto —le dije un día—. El suplemento es ilegible, nadie puede con tus letritas de ocho puntos o diez. Diles a tus colaboradores que reduzcan sus textos para ampliar la tipografía. Ni con lupa se pueden leer esos papasales.

—¡Nunca! —me dijo furioso—. ¡Nunca!, que cada quien escriba como quiera.

Batis tenía fervor por la gramática. Su libro se llama así, porque según él hay escritores ajenos a la ciencia de colocar una coma donde debe estar. Reproduzco esto de un  opúsculo del Fondo de Cultura Económica:

“…Todos lo sabemos entre todos, máxima que ha sido parte de su vida y que recogió de Alfonso Reyes, quien fuera su maestro y mentor:

—“Alfonso Reyes fue mi primer consejero… en dos años me enseñó más que todos mis maestros posteriores; él me recomendó estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras”…  

Juan García Ponce, gran amigo y colaborador suyo, reconoció a Batis como una vida “dedicada a hacer cultura, no sólo como maestro de literatura, sino también con el hecho de que predicando con el ejemplo consideras la cultura como algo libre, abierto, con múltiples facetas, cuya principal obligación es resultar tan viva, fecunda y variada como la existencia”.

“De trayectoria prolífica, en su haber encontramos diversas empresas literarias, como Cuadernos del viento, pionera de las revistas culturales de jóvenes en México que realizó junto con Carlos Valdés y dio cabida a jóvenes escritores y expresiones diversas.

“Colaboró también en el suplemento de Novedades y luego en la revista Siempre! Con José de la Colina coordinó el suplemento cultural de El Heraldo, que dirigía Luis Spota. Fue director de la Revista de Bellas Artes y de la Imprenta Universitaria, además coordinó las ediciones de los XIX Juegos Olímpicos en 1968. Estuvo también en el Fondo de Cultura Económica con Raymundo Ramos y Arturo Azuela.

“Fundó la revista para estudiantes Punto cero, en la Universidad Iberoamericana, en la que se iniciarían muchos escritores ahora reconocidos.

“Además ha fungido como profesor de teoría literaria en la Facultad de Filosofía y Letras y como director del Centro de Estudios Literarios en la UNAM. Ha fraguado empresas literarias de gran alcance, con vientos en favor y en contra, pero siempre su barco sortearía los vaivenes de la vida política y cultural de nuestro país…

“…Huberto Batis ha sido el agitador más inteligente de la vida cultural mexicana en el último cuarto de siglo”, asegura uno de los escritores notables de nuestra literatura y agradece así al maestro: “En lo personal yo le agradezco su confianza en los jóvenes y la abnegación con que difunde las más desmelenadas fantasías eróticas, ya sean visuales o escritas, masculinas o femeninas.”

“Hoy, a sus 80 años sostiene que ‘todo lo humano es erótico’ y destaca los aspectos religiosos y teológicos del erotismo. Algunos lo han llamado erotómano, pornógrafo e incitador, matices que poco dicen sobre alguien que encontró, en lo erótico, libertad y nuevos vehículos expresivos del lenguaje.

“Él ha explorado la cultura erótica occidental y los sutiles mecanismos de provocación, en Estética de lo obsceno y otras exploraciones pornotópicas, realizó una geografía sobre literatura erótica.

“En una entrevista destacó la importancia de conocer el idioma: ‘a los escritores por sus comas los conoceréis y serán buenos escritores en la medida en que conozcan el idioma, la gramática y la puntuación’”.

 

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Twitter: @CardonaRafael

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