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Aumenta la evidencia a favor de antiviral para ébola, eficaz contra COVID-19


ESPECIAL. El estar ante la mirada expectante de personas de todo el mundo ha tenido efectos positivos y negativos hacia los fabricantes del Remdesivir. La semana pasada se presentó una controversia en torno al medicamento por tres hechos.
 
Remdesivir es un antiviral que originalmente fue hecho para tratar ébola. Expertos en genómica explican que el coronavirus SARS-CoV-2 no fue inventado, sino que es producto de la evolución.
 
A la fecha, en ningún país del mundo hay un tratamiento oficialmente aprobado para combatir la enfermedad COVID-19, que ha causado 205 mil muertes globalmente. Existen estudios alrededor de 153 diferentes terapias potenciales, sin embargo, en la carrera por encontrar una medicina contra la pandemia, el antiviral Remdesivir, creado originalmente para combatir la infección por virus de Ébola, se ha convertido el fármaco más esperanzador para atender a personas ya infectadas.
No se trata de la única opción terapáutica; al menos otras tres terapias en estudio han destacado, como se detallará más adelante, pero Remdesivir sí acumula la mayor cantidad de evidencia científica favorable.
 
En febrero, la aplicación de Remdesivir frenó la enfermedad en 5 personas, en diferentes partes de Estados Unidos. En marzo, 45 personas fueron tratadas exitosamente con el mismo fármaco y se espera que la próxima semana se publiquen los resultados de un estudio clínico, Fase 3, donde se vigila detalladamente la respuesta de más de 100 personas infectadas.
 
PATÓGENO NOVEDOSO. Los virus no son organismos vivos, son ensambles de moléculas que ingresan a animales, plantas, hongos y bacterias y usan sus mecanismos celulares para multiplicarse.
 
La enfermedad COVID19 es causada por virus llamado SARS-CoV-2. Este nombre quiere decir que se trata de un patógeno que causa Síndrome Respiratorio Agudo Grave o, en inglés, Severe Acute Respiratory Syndrome (SARS). También significa que es provocado por un coronavirus (CoV), es decir, por el miembro de una familia de virus que tiene forma de esfera con puntas pero que si se parte parece una corona con picos.  El número 2, en  su nombre, se usa porque este el segundo coronavirus identificado con esta capacidad infecciosa y que provoca Síndrome Respiratorio Agudo Grave, después del primer SARS-CoV, detectado en China, durante una epidemia no tan famosa, pero sí conocida, que ocurrió en 2003.
 
El genoma del SARS-Cov-2 y el de todos los coronavirus está hecho de ácido ribonucleico (ARN). Este hecho es especialmente trascendente porque debido a ello el SARS-Cov-2 es propenso a tener mutaciones (cambios) en sus genes a un ritmo mayor que otros virus de similar tamaño, pero con un genoma de ADN.
 
Ese agente infeccioso apareció como parte de un proceso de evolución natural que ha llevado a la formación de trillones de virus diferentes en el planeta, algunos de los cuales son altamente eficientes para infectar.
 
“Hay que ser serios. El SARS-CoV-2 surgió en la naturaleza como una variante evolutiva adaptada a proliferar en células humanas. No es una invención del gobierno chino ni de las farmacéuticas globales. No es un complot del neoliberalismo ni tampoco se escapó del laboratorio de un científico loco. El estudio comparativo de las secuencias de múltiples genomas de los coronavirus indica, sin lugar a dudas, una probable ruta de evolución adaptativa y selección natural que no hubiera podido ser programada o premeditada en un laboratorio”, explicó a Crónica Víctor Manuel González Zúñiga, investigador y profesor en el Centro de Ciencias Genómicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
 
“Estamos ante un fenómeno increíble de vastas consecuencias. La ciencia y la tecnología están a prueba, la sociedad tiene un reto tremendo. Quizá tengamos una vez más la oportunidad de reflexionar sobre lo que somos y de nuestra responsabilidad individual de cambiar el mundo de una vez. Si no, la naturaleza, aunque paciente, tarde o temprano reclamará su parte”, dijo el científico que, en 2014, encabezó el grupo que por primera vez logró la descodificación del genoma completo de un organismo vivo en México: el genoma de la bacteria Rhizobium etli, que ayuda a la planta de frijol a fijar el nitrógeno presente en el ambiente.
 
La manera como actúa el Remdesivir para frenar la infección de SARS-CoV-2 consiste en bloquear o interrumpir los procesos que usa el virus para pegarse a la superficie de células sanas, para después perforar su membrana e inyectar o introducir su material genético y usar los mecanismos internos de la células como fotocopiadora que multiplica los virus hasta reventar y liberarlos hacia otras células.
 
CRECIENTE FAMA. El estar ante la mirada expectante de personas de todo el mundo ha tenido efectos positivos y negativos hacia los fabricantes del Remdesivir. La semana pasada se presentó una controversia en torno al medicamento por tres hechos: el aumento súbito en el valor de las acciones de la compañía que lo fabrica; un aparente error de la Organización Mundial de la Salud que puso en internet un estudio donde dice que el medicamento no es significativamente útil, y una aclaración posterior de los grupos involucrados en el estudio donde dicen que los datos oficiales del estudio sí son alentadores y se publicarán en los próximos días.
 
El 21 de marzo, en Estados Unidos, los Institutos Nacionales de Salud informaron que ya estaban en marcha cinco grandes estudios clínicos con pacientes voluntarios, diagnosticados con coronavirus COVID-19, quienes han recibido Remdesivir.
 
Los resultados de dos de los cinco grandes estudios se publicaron los primeros días de  abril, indicando el éxito en el tratamiento de 45 pacientes, pero los rumores sobre su eficacia crecieron tanto que el laboratorio que lo fabrica comenzó a recibir cientos de peticiones del medicamento a través de un proceso llamado “uso compasivo”.
 
La demanda fue tal que el domingo 22 por la tarde, la compañía anunció que restringirá la entrega de medicamento y sólo donará en casos de mujeres embarazadas y menores de 18 años. Apuntó que la compañía ha proporcionado acceso de emergencia de Remdesivir a varios cientos de pacientes en los Estados Unidos, Europa y Japón.
 
El 17 de abril, las acciones de la compañía farmacéutica Gilead Sciences, fabricante de Remdesivir, aumentaron 10 por ciento en la bolsa de Nueva York, después de un reporte que indicó que los pacientes con COVID-19 tratados con ese fármaco experimental, mostraron una rápida recuperación de síntomas como fiebre y problemas respiratorios.
 
Pocas horas después del repunte accionario, analistas y la compañía instaron a tener cautela sobre conclusiones apresuradas a partir del reporte, que apareció en el sitio web de noticias STAT y dio un impulso generalizado a los mercados financieros.
 
Gilead dijo que todavía debía analizar la totalidad de los datos de su más reciente estudio y que espera entregar resultados sobre su investigación del tratamiento en casos graves de COVID-19 la última semana de abril o la primera de mayo.
 
Casi una semana después, el 23 de abril, circuló en la prensa una noticia que alertaba sobre un supuesto fracaso del medicamento Remdesivir. El origen fue un documento filtrados por error en la página de internet de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre los primeros ensayos clínicos del fármaco llevados a cabo en China. El estudio reunió a 237 pacientes. De ellos, 158 recibieron el antiviral y los 79 restantes fueron monitoreados como grupo de control.
 
Según ese reporte, que fue retirado rápidamente de la página de la OMS, el medicamento no mejoró la enfermedad de los pacientes a los que le fue suministrado, ni tampoco redujo la presencia del virus en su sangre. Además, también mostró ciertos efectos secundarios negativos en algunos de ellos y 18 tuvieron que abandonar el ensayo, según informó el diario Financial Times, a partir del documento retirado de la página de la OMS.
 
Esa misma tarde, el laboratorio Gilead Sciences emitió una declaración de Merdad Parsey, Director Médico de la compañía:
 
“El día de hoy se publicó información del primer estudio clínico que evaluó el antiviral Remdesivir en una investigación en pacientes con enfermedad grave por COVID-19 en China… Esta información ha sido removida, ya que los investigadores del estudio no dieron permiso para la publicación de los resultados… Este estudio se terminó antes de tiempo debido a la baja inclusión de pacientes y, como resultado, tenía poco poder para permitir conclusiones estadísticamente significativas”, indicó.
 
Actualmente, hay varios estudios en Fase 3 diseñados para proporcionar los datos adicionales necesarios para determinar el potencial de Remdesivir como tratamiento para COVID-19. “Esperamos compartir los resultados a finales del mes de abril de nuestro estudio abierto de Remdesivir en pacientes con enfermedad grave por COVID-19. Este ensayo clínico aleatorizado ha concluido la inclusión de los pacientes y comparará los resultados del tratamiento y la seguridad después de 5 o 10 días de tratamiento con Remdesivir. Esperamos datos también a fines de mayo, de nuestro estudio abierto en pacientes con enfermedad moderada que está estudiando 5 o 10 días de Remdesivir versus atención estándar”, indicó el comunicado.
 
OTROS TRATAMIENTOS. La tercera semana de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) puso a disposición de los científicos de todo el mundo un sitio de internet donde se pueden consultar rápidamente todas las investigaciones que hay en marcha sobre el coronavirus SARS-CoV-2 y las posibles medicina y vacunas con las que podría frenarse la epidemia que inició hace 119 días y ya ha causado la muerte a más de 205 mil personas; casi el mismo número de decesos que provocaron las dos primeras bombas atómicas arrojadas en 1945 sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, en Japón.
 
Según datos de la página, medio centenar de grupos científicos del mundo trabajan, a toda velocidad, en busca de medicamentos antivirales y posibles vacunas.
 
Se han publicado más de 10 mil documentos de investigaciones en proceso, que puede leer cualquier persona en la dirección: https://www.who.int/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/global-research-on-novel-coronavirus-2019-ncov.
 
Tres de los medicamentos más citados en estudios clínicos son antivirales usados contra el paludismo, influenza y enfermedades autoinmunes como artritis y lupus.
 
El 21 marzo se generó un debate público muy fuerte en Estados Unidos debido a que el presidente Donald Trump dijo que tenía información de que la COVID-19 podía ser frenada con un medicamento eficiente y barato, que había demostrado su eficiencia en Francia.
 
Hablaba de la cloroquina, un medicamento barato y ampliamente disponible que se ha utilizado rutinariamente desde 1945 contra el paludismo y otras condiciones y puede ser tomado con seguridad por mujeres embarazadas y niños. Los estudios de laboratorio encontraron que el medicamento antiviral era eficaz contra el coronavirus, al menos en un plato de petri, y los resultados de un pequeño estudio francés en 24 pacientes, anunciado esta semana, sugieren que podría acortar la recuperación. Sin embargo, el grupo de estudio todavía es muy pequeño por lo que debe aumentarse el número de pacientes tratados exitosamente con este antiviral, antes de afirmar que es la solución.
 
En China, un medicamento japonés, fabricado originalmente para frenar infecciones por influenza llamado Favipiravir, fue probado en 340 personas. Los pacientes tratados con este medicamento pudieron superar la enfermedad en 4 días, en lugar de en 11 días.
 
En Cataluña inició un estudio para probar la efectividad de un medicamento antiviral usado contra el ébola, llamado hidroxicloroquina, el cual será administrado a pacientes recién diagnosticados con COVID-19. El estudio mantendrá en observación a los voluntarios hasta inicios de mayo.