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Calculan que quedan menos de mil manatíes en México


Después de una fuerte depredación por cacería, hasta fines del siglo XX, a la que se ha sumado la muerte de ejemplares por infecciones y contaminación del agua, se estima que solamente quedan alrededor de mil manatíes libres en México, de los cuales entre 200 y 250 están en Quintana Roo, con las mayores concentraciones en la Bahía de Chetumal y bahías de la Reserva de la Biósfera de Sian Ka’an. Para los otros estados no se cuenta actualmente con una estimación de abundancia.  Especialistas de cuatro dependencias federales y de dos universidades de la cuenca del Golfo de México buscan elaborar un censo y geolocalizar a los ejemplares para evitar su desaparición.

En México, desde 1921, la caza de manatíes es ilegal; en 1981 se estableció la veda total por tiempo indefinido y en 1991 el país le dio protección total.

Paloma Ladrón de Guevara Porras, miembro de la Sociedad Mexicana de Mastozoología Marina, informó que en México la distribución del manatí está fragmentada y asociada a ríos, sistemas lagunares, bahías, cenotes, estuarios y caletas, desde el sur de Tamaulipas hasta Quintana Roo. Históricamente se distribuía en todos los estados con costa en el Golfo de México, pero debido a la sobreexplotación que sufrió en el pasado y a la degradación acumulada de su hábitat, su distribución se ha reducido y fragmentado.

De acuerdo con el artículo “El manatí, una especie bajo amenaza de extinción”, publicado en la revista Ciencia de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), se estima que existen alrededor de mil manatíes en México.

En el texto escrito por Ladrón de Guevara, Benjamín Morales Vela y León David Olivera Gómez, se explica que los manatíes no tienen formaciones sociales estables, excepto por la hembra y su cría, ni forman manadas como los delfines; más bien se agrupan temporalmente en áreas de alimentación o durante la época de reproducción.

Paloma Ladrón de Guevara dijo que en nuestro país el manatí enfrenta diversas amenazas, como LA destrucción y modificación de su hábitat, colisión con embarcaciones, enredamientos en redes de pesca, caza furtiva ocasional y una severa contaminación de los ríos y lagunas por descargas de aguas residuales domésticas, pesticidas organoclorados y metales pesados, entre otros contaminantes.

En enero de este año, después de un desastroso capítulo que provocó la muerte de al menos 70 manatíes entre mayo y agosto de 2018 en las costas de Tabasco, por presunta contaminación de metales en cuerpos de agua dulce, se informó que al menos siete dependencias del Gobierno de la República y el gobierno del estado de Tabasco trabajarán juntos para restaurar los hábitats de ese mamífero marino, en una estrategia coordinada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Entre las dependencias federales involucradas en este proyecto están la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa); la Comisión Nacional del Agua (Conagua); la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA); la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader); el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica); Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Semarnat.

HERBÍVORO COSTERO. El manatí (Trichechus), también conocido como vaca marina, es una especie de mamífero que vive tanto en aguas dulces como en aguas marinas. Su longitud va desde 3.5 hasta 6 metros y pesan entre 300 y 500 kilogramos. Pasan la mayor parte de su vida en aguas poco profundas, donde se alimentan de plantas ribereñas. Se ha reportado su presencia en América y en África, pero actualmente se les considera en riesgo de extinción.

Estos animales se alimentan de una gran variedad de plantas que incluyen especies marinas costeras, estuarinas y riparias. Pasan una tercera parte del día alimentándose (diario consumen entre 30 y 45 kilogramos de vegetación en peso húmedo) y debido a que su digestión es muy eficiente, es muy probable que el ritmo de alimentación y defecación de este mamífero contribuya de manera importante a acelerar el reciclaje de nutrientes y a estimular el crecimiento de varias plantas acuáticas y animales.

Algunas de las plantas de las que se alimenta el manatí son abrasivas y desgastan sus muelas, para contrarrestar este desgaste, los manatíes remplazan sus muelas a lo largo de su vida, por lo que siempre tienen piezas nuevas.

Esta especie está considerada en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Poblaciones importantes de estos animales se encuentran en las costas del Golfo de México y el mar Caribe, donde también hay una gran actividad humana que los pone en alto riesgo y los afecta de manera negativa.

Para restaurar ecosistemas lagunares que albergan poblaciones de manatíes y otras especies se busca sanear cuerpos de agua, controlar descargas municipales, industriales y agropecuarias, y se trabajará para realizar el ordenamiento ecológico del territorio.