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Deberían estar acostumbrados a los logros de las mujeres: Paola Espinosa


Paola Espinosa es una de las contribuyentes en el ritmo de resultados exitosos de las mujeres en el ámbito deportivo, y eso quedó demostrado en los Juegos Panamericanos Lima 2019.

En la justa continental, las damas aportaron el 50 por ciento de las 37 medallas de oro que obtuvo la delegación mexicana.

“Hasta ya debería ser una costumbre", dijo la atleta en entrevista a Notimex. “Ya no deberíamos de impresionarnos, porque llevamos muchos años haciendo esto y me llena de orgullo formar parte de estas mujeres exitosas, emprendedoras, luchadoras y valientes, que se enfrentan a cualquier cosa en diferentes deportes", expresó la multimedallista.

Ella es como, sólo por poner unos cuantos ejemplos, la taekwondín María del Rosario Espinoza, la triple medallista olímpica y cuádruple mundial, o la raquetista Paola Longoria, número uno del mundo por años, o Ana Gabriela Guevara, en su momento en el atletismo, entre otras tantas heroínas.

"La verdad, no debería ser algo que nos sorprenda, debería ser algo que ya sea normal para nuestro país, que las mujeres den la cara por nuestro México", enfatizó.

Es cierto que ella se quedó con el sueño de ganar el metal dorado en su última participación panamericana, donde obtuvo dos bronces, pero son innegables e incuestionables, los ocho oros que conquistó en la fiesta deportiva de América durante sus cinco asistencias.

Futuras generaciones

Con un metro y 56 centímetros de estatura y un peso corporal de 47 kilogramos, la nacida en La Paz, Baja California, el 31 de julio de 1986, analizó que por su físico pudiera parecer que no es la clavadista más exitosa de México, pero afirma que lo que la define, lo lleva adentro.

“Lo que llevas adentro es lo que te define, las ganas que tienes de seguir adelante, de enfrentarte a todo y de ser valiente”, afirma Paola.

A sus 33 años de edad se acerca la hora de colgar el traje de baño, lo cual va suceder después de competir en los Juegos Olímpicos Tokio 2020, pero en su camino Paola sembró semillas, como Alejandra Orozco, quien a sus 15 años, se convirtió en medallista de plata junto a Paola, en clavados desde la plataforma de 10 metros en los Juegos Olímpicos Londres 2012.

La ganadora del Premio Nacional del Deporte en dos ocasiones, también colaboró por convertir a Melany Hernández en medallista de bronce en saltos sincronizados en trampolín de tres metros, en los Campeonatos Mundial de Gwangju, Corea del Sur, el pasado 15 de julio.

Quien ganó la medalla de oro en la plataforma de 10 metros en los Campeonatos Mundial de Natación de 2007, es inspiración de las nuevas generaciones, como María José Sánchez Moreno, mejor conocida como Marijó, quien es considerada como la nueva joya de los clavados femenil en el país.

“Marijó llegó chiquita al Centro Acuático Ceforma, en la Ciudad de México, todavía acompañada de sus muñecas, y me preguntaba ‘¿cómo le haces, cómo llegaste al podio, por qué eres medallista olímpica’”, recuerda Paola.

Un día, Merijó le preguntó a otra atleta a qué edad ganó tal medalla y tras escuchar la respuesta le aseguró que ella lo haría antes, lo cual le agrado a Espinosa.

“Estaba tan chiquita y ya con esa mentalidad y con ganas de querer ser, no como nosotras, sino ser mejor”, rememora la bajacaliforniana.

De Hernández, Paola comentó que es el futuro del trampolín de tres metros en México, porque lo hace muy bien, es muy talentosa, pero también acepta que como ella hay muchas, y en hombres también.

La llegada de Ivana

En los clavados como en otros deportes se da la longevidad sólo a los elegidos por la naturaleza al más alto nivel competitivo y a sus 33 años y con resultados de lo mejor del mundo ella, ella es una agraciada.

“Física y mentalmente me siento mejor que nunca y sé cómo es el camino para llegar a una medalla, lograr mis sueños y objetivos. No hay otro camino que trabajar duro; disciplina recia, poner corazón y pasión. Esa es la receta de toda mi vida", aseguró.

Pero saltar del trampolín, hacer la pirueta y entrar al agua una y otra vez hasta las cien veces por día tiene su precio. “Llego a casa y me duele todo el cuerpo, la cabeza de tanto pensar qué es lo que tengo que hacer, las piernas, los brazos, el abdomen, la espalda ...Todo”, afirma la multimedallista.

Pero en el seno de su hogar está su medicina natural: Su hija Ivana.

“No hay manera de que no la pueda cargar, abrazar o jugar con ella. Me tiro al piso, jugamos a la casita, a las muñecas, a las escondidas, a todo, y a pesar de que llego a mi casa y me duele todo, tengo una medicina que muy pocos la deben de tener, que para mí ha sido lo más importante en mi vida: mi hija”, asegura Paola.

Ahora disfruta una infancia que no fue la suya.

“Sí, claro. Yo no recuerdo haber jugado con muñecas o haber tenido muñecas. El peinar a las muñecas, eso nunca me tocó; de hecho, cuando tuve a Ivana le dije a mi mamá 'oye mamá, me hubieras comprado muñecas, porque no sé cómo cambiarla, porque todo esto es nuevo para mí”, afirma Paola con una sonrisa.

“Todo eso es padrísimo porque, como bien dices, tal vez en mi infancia me faltaron muñequitos, que yo recuerde, pero es muy padre el poder compartir y más porque es niña, y la disfruto al máximo”, dice Espinosa.

Enfatiza que convertirse en madre se convirtió en un gran beneficio para su vida, para su salud mental y corporal. “Llevaba ya muchos años haciendo lo que me gusta, pero también tenía un sueño como mujer, lo quería cumplir, porque para mí, una familia es súper importante”.

Durante la entrevista Ivana hizo sus saltos para imitar a su mamá en el trampolín y Paola menciona que ella va cumplir como madre, apoyarla si Ivana quiere ser clavadista, hacer que su camino sea mucho más fácil, pero también que enfrente las complicaciones, que no son exclusivas del deporte, sino de la vida misma.

Lo que sí tiene claro es que no se va convertir en entrenadora, pero sí enseñarle sus medallas para motivarla y que esté consciente de lo que puede ser y hacer.