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Maximiliano de Habsburgo y su fastuoso mundo en Chapultepec


El 19 de junio se cumplen 150 de su fusilamiento y que marcó el fin del segundo imperio en México. Tenía 30 carruajes, vajillas, vasija de plata, dos pianos, pinturas…, un entorno de lujo


Dos carruajes que hace más de dos siglos sirvieron de transporte al emperador austro-húngaro Maximiliano de Habsburgo cuando gobernó México, de 1864 a 1867; dos pianos pertenecientes al emperador, así como muebles y una vasija hecha con plata en una casa parisina, son parte de los objetos que tuvo el segundo emperador de México cuando vivió en el Castillo de Chapultepec y son piezas con las que el Museo Nacional de Historia (MNH) recuerda los 150 años de su fusilamiento, a conmemorarse el próximo 19 de junio.

Crónica presenta una entrevista con la investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Amparo Gómez, quien platica por qué las pertenencias de Maximiliano fueron subastadas y por qué México conserva una parte mínima de dichos objetos imperiales.

“Tenemos noticias de que había más de 30 carruajes de uso diario para Maximiliano, unos destinados al Palacio Imperial de México (hoy Palacio Nacional), otros al Castillo de Chapultepec y otros a Cuernavaca. Hoy sólo se conservan dos carruajes: el de gala, que los ciudadanos de Lombardo Veneto le obsequiaron a Maximiliano y es el que tenemos en sala, y otro es un carruaje de uso diario”, platica la especialista.

Desde 1944 a la fecha, añade, el MNH resguarda dos pianos, uno que fue usado por Maximiliano y el segundo, era de la emperatriz Carlota, y al parecer, ambos fueron un obsequio del emperador de Francia, Napoleón III y de su esposa Eugenia de Montijo.

Otros regalos que la pareja de emperadores franceses enviaron a los nuevos gobernadores de México para que amueblaran el Castillo de Chapultepec, fueron 14 sillas y sillones decorados con tapiz de Aubusson, en donde aparecen las fábulas de Jean de la Fontaine, mobiliario con gran valor porque la tapicería artesanal de Aubusson fue reconocida por la UNESCO, en 2009, como patrimonio inmaterial de la humanidad.

“Napoleón III y Eugenia de Montijo, al enterarse que Maximiliano de Habsburgo y Carlota estaban en México empleando una serie impresionante de personas, para transformar el Castillo de Chapultepec en el Castillo Imperial, les enviaron una serie de objetos como tibores, que ahora se exhiben en el museo junto con los retratos de Maximiliano y Carlota”, comenta Amparo Gómez.

La investigadora agrega que el museo también resguarda un centro de mesa de plata Christlof, es decir, hecha en París. “(De esas vasijas) hubo tres, una se encontraba en Palacio Nacional, otra en Chapultepec y otra en Cuernavaca. Fueron hechas ex profeso, eran en total 4 mil 935 piezas e iban desde un salero hasta el centro de mesa colocadas en el comedor del imperio que mide cerca de 3 metros de largo”, precisa.

Antes de que esas vajillas viajaran a México, destaca Gómez, la Casa Christlof hizo una exposición para que los parisinos conocieran la vajilla que llegaría a la residencia del emperador austro-húngaro. Hoy el museo conserva mil 300 piezas de esas vasijas, que se han recuperado, ya sea porque estaban en el Castillo o por compras y donaciones.

Otras pertenencias de Maximiliano que el MNH tiene son las pinturas de los retratos oficiales de Maximiliano y Carlota, pintados por Joaquín Ramírez, un reloj e incluso, las barbas del emperador que fueron cortadas por el doctor Vicente Licea y quien las puso a la venta junto con varios órganos del emperador, acciones por las que fue procesado y estuvo en prisión.

SUBASTA. Maximiliano de Habsburgo (1832-1867) dejó la Ciudad de México, y por ende, el Castillo de Chapultepec, en 1867. Los motivos fueron que Francia, específicamente Napoleón III, retiró su apoyo, siendo el imperio francés quien años antes lo había puesto en el gobierno mexicano. Ante esa situación, Maximiliano decidió regresar a Austria, pero fue interceptado en Querétaro, en donde enfrentó al ejército de Benito Juárez y en donde fue fusilado.

“Tenemos noticias que Maximiliano antes de salir de la capital, (salió un 13 de febrero de 1867) con destino a Querétaro, de donde no regresaría, dio instrucciones a uno de sus ministros, Agustín Fischer, de poner a la venta una gran parte de objetos del Palacio Imperial de México y del Castillo de Chapultepec”, narra la historiadora Amparo Gómez.

El dinero que se reunió fueron cerca de 30 mil pesos, que debían llegar a Querétaro, para que Maximiliano comprara alimento, armas y uniformes para el ejército que se estaba enfrentando a la oposición liderada por Benito Juárez.

“Es posible que las pertenencias de Maximiliano se hayan adquirido para fines comerciales, es sólo una suposición, pero estoy trabajando en ello, estoy investigando y revisando archivos con la intención y esperanza de encontrar información de quién compró esos objetos”, destaca la investigadora.

Después, comenta, el gobierno de Benito Juárez dijo que en virtud de que el erario estaba vacío, debían venderse todos los objetos que pertenecieron al archiduque, la orden se cumplió el 15 de julio 1867, cuando Juárez entró triunfante  a la Ciudad de México.

—¿Es de Maximiliano una cama que hace unos años se dijo que tenía un político en Oklahoma, Estados Unidos?

—No. Cuando llegó Maximiliano a la capital se prepararon las habitaciones del Palacio de México con dos camas, una para la Emperatriz y otra para el Emperador, una está en el museo y no tiene nada que ver la de Estados Unidos que se mencionó en varias noticias años atrás.

Obras que hizo Maximiliano

Creó el Paseo del Emperador, hoy Paseo de la Reforma

Consiguió el regreso de un chimalli (o escudo mexica) hecho con arte plumario

Solicitó la repatriación de las Cartas de Relación de Hernán Cortés

Promovió la conservación de las pirámides de Teotihuacán

Fundó la Academia Imperial de Ciencias y Literatura