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Retrasos obligan a interrumpir embarazos sólo por aspiración


En una clínica del sistema de salud de la CDMX, la ausencia de medicamentos condujo a que se usara el método invasivo como única alternativa; sin remitir a pacientes a otras clínicas ni darles alternativa para otro día, la sugerencia fue esperar a cumplir las 11 semanas, es decir, olvidarse del uso de medicamentos, pues éstos no habían sido abastecidos.
Entre los procedimientos para la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) en la CDMX hay uno que está destinado para las mujeres que tienen menos de 11 semanas de gestación y es con pastillas que, en teoría, deben proporcionarse en las clínicas especializadas del sistema de salud público capitalino. Al llegar a las 11 semanas se aplica la aspiración manual endouterina, un método más invasivo que, por falta de medicamentos, se tuvo como única alternativa en la Clínica Integral de Salud Reproductiva T-III de la CDMX, ubicada en Mariano Escobedo.

Esta situación se presentó al menos en las últimas dos semanas, aunque algunas referencias hablan del mes completo, y la falta de pastillas llevó a este centro a sugerir que las mujeres esperaran a alcanzar las 11 semanas para poder ser atendidas a través del método invasivo. A la par de esto, según pudo corroborar el equipo de Crónica en recorridos por diversas clínicas, cada una está aplicando protocolos diferentes en torno al derecho a decidir si continuar o no con un embarazo que no ha alcanzado las 12 semanas (a partir de allí es ilegal interrumpirlo). Lo que en algunas clínicas es un requisito indispensable para recibir la atención, en otras no es considerado obligatorio.

Particularmente, del martes 30 de julio al jueves 1 de agosto, la situación en el Centro de Salud T-III de Mariano Escobedo se tornó crítica. De una treintena de mujeres que se presentaron a las 7 de la mañana del martes a solicitar el procedimiento, sólo se pudo atender a quienes ya estaban sobre las 11 semanas y programar a quienes las alcanzarían próximamente. Las solicitantes fueron ingresadas a las áreas de espera, allí fueron informadas de que la clínica no tenía pastillas, así que la aspiración manual era el único recurso disponible.

Raquel fue una de las mujeres atendidas y a las que se sugirió esperar a cumplir la semana 11 a efecto de ser atendida por vía de la aspiración manual. La mujer optó por comunicarse víatelefónica a otras dos clínicas especializadas de la CDMX, la de Álvaro Obregón y la de Venustiano Carranza, las cuales, le indicaron que tampoco había medicamentos para el día siguiente.

Raquel optó por irse. Las mujeres que se quedaron en la clínica T-III lo hicieron para que el personal verificara que efectivamente tuvieran al menos 11 semanas e intervenirlas con el método invasivo.

El miércoles, durante un recorrido encubierto en la misma clínica, bajo el argumento de preguntar por los requisitos, se supo de viva voz de las autoridades de esta clínica, incluida la directora, Gloria Salgado, que las interrupciones se deben programar, pues no hay medicamentos.

“Te informo, no tenemos medicamento, por lo que sólo puede ser por aspiración, pero a partir de que tengas 11 semanas –informa una de las médicos– te tienes que hacer un ultrasonido, pero de todas maneras si tienes menos, deberás cumplir la semana 11”.

Se le pregunta a la médico sobre el riesgo de alcanzar las 12 semanas y sobre la posibilidad de ser atendida en otra de las clínicas de la CDMX.

“No te puedo canalizar a otra parte, porque no tengo idea de dónde pueda haber medicamento. Te repito, aquí te atendemos de manera gratuita, pero sí debes tener, por lo menos, 11 semanas y es por aspiración”, acentúa la mujer.

Al tratar de conseguir más información en el área central del hospital, para ratificar el relato de Raquel, personal de la clínica sugiere ir con la directora del lugar. Se busca el directorio y aparece Gloria Salgado en ese puesto.

“Sí, no hay medicamentos –ratifica la directora–, vente mañana temprano, muy temprano, a las 7:00 horas para que se te haga el ultrasonido y que salgas de dudas. Aunque te debo programar. No tengo medicamentos y sólo se puede hacer por aspiración”, asevera.

De acuerdo con la Fundación ILE, el procedimiento más conveniente se decidirá considerando las semanas de gestación y de acuerdo con una valoración médica, que es lo más recomendable. No habla nada sobre el desabasto de medicamentos en estas clínicas pensadas para ejercer un derecho por el que se peleó en la Ciudad de México, incluso en la Suprema Corte.

Al salir de la clínica, personal de la misma asegura que la situación de chicas que no son atendidas por falta de medicamentes tiene aproximadamente 15 días. Otras versiones hablan de un mes en el que el abasto ha sido desastroso.

SIN PASTILLAS Y SIN PROTOCOLOS. Este diario envía a otra chica a hacer fila a las 7:00 de la mañana de este jueves a la misma clínica de Mariano Escobedo. Las cosas parecen volver a la normalidad. Aparentemente las pastillas fueron abastecidas ya y Vanesa, quien acudió para poder interrumpir su embarazo, fue atendida e informada.

“Las chicas que vienen al ILE (Interrupción Legal del Embarazo) y traen ya su documentación en mano, su botella de agua y sus acompañantes, con su identificación afuera, por favor”, grita una de las policías que administraba las fichas de acceso en el sitio.

“Mira, tú tienes cinco semanas de embarazo (es lo que informó la supuesta paciente); en este caso te recetaría este medicamento, son ocho pastillas, ésas te las damos aquí, en caso de que no sigas ese tratamiento y continúe el embarazo hasta la semana 11, se te da la opción de sustraer el producto, aquí mismo lo hacemos, pero hasta que llegues a esa fecha”, le explica el doctor a Vanesa.

Nadie habla de que un día antes no existió esa posibilidad. No se ve por ningún lado a las mujeres rechazadas 24 horas antes ni a las que hubieran aceptado ser “programadas” para proceder a un aspirado.

Los recorridos de Crónica por las diferentes clínicas hacen notorio que el procedimiento de atención no está homologado, que los protocolos se interpretan según cada clínica e incluso por horarios.

En Mariano Escobedo son rigurosos en que se lleve un examen de sangre para conocer el tipo sanguíneo. En la clínica de Eduardo Molina rechazan teóricamente a quienes no lo llevan, pero la enviada de este diario va sin él y no le hacen prueba de sangre como en otras clínicas. Su pase es directo al ultrasonido.

Luego aparecen otros elementos:

“Chicas, necesito que se cooperen entre ustedes”, dice Víctor, médico de la Clínica ILE ubicada en la alcaldía de Venustiano Carranza, al dirigirse a las ocho mujeres que asistieron a realizar la interrupción de su embarazo.

Son las ocho a las que se ha dejado pasar de un total de 25 que lo intentaron este jueves.

“No tenemos tóner y necesitamos sacar 50 copias de este juego de cuatro hojas, de aquí le voy a dar un juego a cada una, esto es necesario para su registro. Ya sé que ustedes son ocho pero voy a necesitar 200 copias, entonces ¿si nos van a apoyar con este favor?–, explica Víctor.

La madre de Karla, una chica de 18 años que acudió a interrumpir su embarazo, tomó el juego de hojas y se dirigió a la papelería, donde gastó 200 pesos por el material que la clínica no pudo brindarles. Al regresar dividió la cantidad entre todos los acompañantes de las pacientes y entregó lo solicitado en la ventanilla de atención de la clínica.

DOS MIL 200 POR INTERRUMPIR TU EMBARAZO. Gloria tiene 34 años, es madre de dos niños y por razones económicas tomó la decisión de interrumpir su tercer embarazo. Ella acudió a la clínica dentro del Hospital General de Ticomán para pedir informes, pero salió sorprendida pues le dijeron que para poder realizar la interrupción debía pagar 2 mil 200 pesos.

“¿Traes 2 mil 200 pesos? Eso es lo que cuesta aquí realizar la interrupción de tu embarazo y si no traes el dinero mejor vete a Eduardo Molina, ahí si te pueden aceptar”, le mencionaron en el módulo de atención que se encuentra a la entrada del Centro de Salud.

Crónica estableció contacto con el área de trabajo social de esta clínica y  aseguraron que esa información es falsa, aunque tampoco nadie se explica por qué los protocolos no se están cumpliendo.

En general, lo que sí se cumple en las clínicas visitadas es que se debe llegar en punto de las 6:30 de la mañana, llevar consigo original y copia de una identificación oficial y de un comprobante de domicilio e ir acompañada.

En Eduardo Molina hay celularfobia:
“Te veo con tu celular y te saco”; “te veo tratando de saludar a tu acompañante por la ventana y te saco”; “una vez dentro de la clínica no puedes salir”, dice riguroso un elemento de seguridad del lugar. Esto no ocurre en otras clínicas.

Luego viene el llenado de hojas con algunos datos personales. Los estudios médicos previos son requisito en unas clínicas y en otras no.

“De una a 10.6 semanas de embarazo debe ser por medicamento; de 11 a 12 semanas por aspiración; y ya si te pasaste pues con la pena te canalizamos a cuidado prenatal”, se informa en algunas clínicas.

Los recorridos de Crónica corroboran que en varias de las clínicas visitadas las áreas de Trabajo Social están listas para informar si hay o no medicamentos. Incluso se llega a preguntar abiertamente si la paciente fue antes a la clínica de Mariano Escobedo.

El problema no parece sorprender a nadie, aunque también está claro que el abasto de medicamentos en la mayoría de las clínicas no se ha detenido, en algunos casos se limita el número de mujeres atendidas a través de requisitos que un día son considerados indispensables y al otro no.