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Si no duele ¿no sirve? Aprende a combatir el dolor y no abandones el ejercicio físico 2


Marzo y abril son los meses en los que muchas personas que iniciaron el año con el buen propósito de ejercitarse, desisten. Y es que se calcula que 60% de quienes se inscriben a un gimnasio, lo abandonan después de tres o cuatro meses. Las razones suelen ser muchas. Una de ellas es el dolor muscular, el cual puede ser una sensación natural del ejercicio o resultado de una mala técnica.

Cuando realizas un ejercicio nuevo o aumentas la intensidad el dolor es normal y es el resultado del uso de músculos que generalmente no se utilizan, de la distención de los músculos o de pequeños desgarros en las fibras musculares. Es importante que sepas que el dolor es parte normal de este proceso y que afecta tanto a deportistas experimentados como a novatos. A este dolor se le conoce comúnmente como “Dolor Muscular Tardío” (DMT) y de acuerdo con los expertos, se presenta entre 12 y 24 horas después de haber realizado ejercicio; alcanzando su máxima intensidad entre 24 y 48 horas posteriores; además, puede durar hasta 4 días. Durante este tiempo, los músculos se reparan y se fortalecen.

Sin embargo, el dolor puede ocasionar que algunas personas dejen el gimnasio, perdiendo los beneficios que este buen hábito trae a la salud. Para evitar que el dolor frene tu propósito de ejercitarte, te compartimos las siguientes recomendaciones:

A) Lleva contigo un analgésico. Algunas de las terapias más utilizadas para aliviar el dolor muscular después de hacer ejercicio son los masajes y los antinflamatorios no esteroides (AINEs). El naproxeno es uno de los más conocidos y ampliamente utilizados por parte de los deportistas y público en general, ya que diversos estudios han comprobado que es altamente eficaz para disminuir este tipo de dolor, al tiempo que ayuda a reducir la inflamación.

B) No basta seguir tu intuición. Si ya te inscribiste a un gimnasio, acércate a un entrenador para que, además de orientarte sobre el tipo de actividad y la rutina que debes seguir, te explique la técnica adecuada para realizar cada ejercicio y la manera correcta de usar los aparatos. Si el dolor se vuelve recurrente o aumenta con el tiempo, podría deberse a una distensión o lesión muscular ocasionada por una técnica incorrecta. Detectar estos errores a tiempo te evitará sufrir lesiones recurrentes y crónicas.

C) 5 minutos hacen la diferencia. Recuerda que los músculos deben de estar preparados antes de comenzar con la rutina. Bastan 5 minutos de ejercicio aeróbico –por ejemplo: correr, caminar deprisa o andar en bicicleta– como calentamiento antes de entrenar. Esto aumenta el flujo sanguíneo hacia los músculos, preparándolos para el ejercicio.

D) No le discutas a tu cuerpo. Mantente atento a las señales que te envía tu cuerpo y conoce tus límites para que no rebases el tiempo recomendado y tampoco levantes mucho peso. Los expertos recomiendan comenzar a entrenar con baja intensidad e ir aumentándola progresivamente de acuerdo con las capacidades individuales.

E) La recuperación pasiva es muy importante. Aunque parezca sorprendente, dormir entre siete y nueve horas ayuda a que tu cuerpo se recupere adecuadamente después de hacer ejercicio. El sueño es parte de la llamada “recuperación pasiva” y sin él, presentarás agotamiento del sistema nervioso, disminución de la capacidad de trabajo y de las capacidades de defensa del organismo.

Hacer del ejercicio parte de tu vida no sólo te ayudará a controlar tu peso, sino que además te traerá múltiples beneficios como reducir el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2. Al mismo tiempo, la actividad física te ayudará a mejorar tu salud mental y ánimo, así como a fortalecer tus huesos, e incluso, a mejorar tu salud sexual. Así que evita que el dolor se interponga entre tú y el ejercicio y haz que este buen hábito sea parte de tu rutina de autocuidado.

Con información de: La Crónica de Hoy.